Está en Avellaneda y es un símbolo de la zona Sur del GBA. Hoy celebra el aniversario. Trabajan allí 950 personas. Entre ellos, Miguel Falasco: entró al Fiorito en 1954 y dirige la Unidad Docente. Lo siguieron sus cuatro hijos.
08/06/13
Su fachada lo delata. La puerta de casi tres metros, la
decoración con columnas jónicas y molduras en los arcos superiores, la
cúpula y el reloj, no son características de una construcción moderna.
Pero es justamente su antigüedad lo que lo convierte en un símbolo
de la Zona Sur. Reconocido como el tercer hospital más viejo de la
Provincia, el Interzonal General de Agudos Pedro Fiorito de Avellaneda
hoy cumple 100 años; un siglo al servicio de la gente.En tanto tiempo de existencia fue escenario de infinitas historias de amor y dolor de miles de personas que pasaron por sus puertas. Para la familia Falasco, el Fiorito directamente es su segunda casa. Y lo que parece una frase hecha, en este caso es real. Miguel Falasco (84) y sus cuatro hijos, todos médicos clínicos, llevan más horas de su vida adentro de los consultorios y guardias de esta institución que en sus propios hogares. Con el detalle de hacerlo rodeados de los seres que comparten su misma sangre.
Al 800 de la Avenida Belgrano, muy cerca del Puente Pueyrredón, en pleno corazón de Avellaneda, el Fiorito comenzó a funcionar el 8 de junio de 1913 en dos edificios. La proximidad del puerto de Buenos Aires fomentó el crecimiento demográfico de toda esa zona, por lo que el centro de salud se fue ampliando en distintas etapas, Actualmente, abarca casi dos manzanas completas y atiende a alrededor de 1.050 personas por día que llegan desde distintos partidos del Sur y de Capital.
“Muchas cosas cambiaron. Un hospital público de esta envergadura es muy dinámico. De todas maneras, yo me siento siempre igual cuando estoy acá: muy bien. Que ahora cumpla 100 años y siga en pie me da una gran felicidad”, asegura Miguel Falasco, vicepresidente de la Asociación Médica Argentina y ciudadano ilustre de Avellaneda, quien ingresó al Fiorito en 1954. A pesar de que su prestigio pudo haberlo llevado a muchos otros sanatorios, su corazón siempre fue fiel al lugar que lo vio crecer profesionalmente. Incluso, desde que se jubiló hace 20 años, sigue yendo religiosamente todos los días al Hospital, donde mantiene el cargo de Director de la Unidad Docente Hospitalaria Pedro Fiorito de la Facultad de Medicina de la UBA.
Los hijos mamaron su pasión desde chicos. “Me acuerdo cuando en la inundación de 1967 lo vinieron a buscar en bote para que vaya a atender pacientes y lo hizo durante toda la noche. La admiración que sentimos hacia él es inmensa y nos marcó”, cuenta su hija mayor Miriam (57), que tenía tanta ansiedad por entrar al Fiorito que su padre le encontró un puesto a los 17 años en el área de Anatomía Patológica, hasta que se recibió de médica y reingresó como profesional. “Dicen que aprendemos de quienes amamos, y es verdad. Incluso hoy, que todos tenemos años de experiencia, nos consultamos entre nosotros sobre algunos casos de pacientes del Hospital. Y las mesas familiares de los domingos son monotemáticas”, cuenta Silvia Falasco (53), jefa de Cuidados Ambulatorios.
Los Falasco son sólo una parte del numeroso plantel que entre médicos, enfermeros y administrativos supera las 950 personas. “Ellos son los que hacen posible que la estructura funcione. Es una tarea difícil en estos tiempos, pero nos da mucho orgullo hacerlo y hoy poder estar celebrando el 100° aniversario”, asegura el director, Hugo Pardo. “El grupo humano del Fiorito es lo que te dan ganas de quedarte. Nosotros entramos cuando nos recibimos y nunca nos fuimos. Hay muchos compañeros que hace décadas trabajan acá también. Somos todos una gran familia”, asegura otra Falasco, Viviana (55), jefa del servicio de Clínica Médica, quien además en este Hospital conoció a su marido Rafael Inzeo (59), jefe del servicio de Cirugía. “Este cariño que sentimos por la profesión y el hospital buscamos transmitirlo. A los residentes que entran lo primero que les digo es algo que nos repetía nuestro papá: que ‘cultiven la integridad, el respeto y nunca pierdan la compasión’”, concluye Miguel Angel (51), jefe de Docencia e Investigación del Hospital.
En el campo académico, la historia del Fiorito es igual de rica. Durante muchos años, sobre todo en la década de los ‘60, se lo consideró el hospital más moderno y tecnológico entre Capital Federal y La Plata, por haber sido pionero en diferentes áreas. Fue el primero del país en tener Unidad Coronaria, el precursor al instalar guardias pediátricas y neuroquirúrgicas de 24 horas en la Provincia, y el único en armar un centro de rehabilitación de trastornos del lenguaje en niños disléxicos. En él, además, se realizó la primera neuroendoscopía del país a un paciente con hidrocefalia. En 2005 abrió un Complejo Cultural; el primer museo de un hospital en toda la Provincia.
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