domingo, 20 de noviembre de 2011

Qué pasa, qué pasa, qué pasa general Urquiza (Por José P. Feinmann)



El día es uno de esta semana. El del asesinato. Para peor, llueve. Porque la lluvia no lava la sangre, la expande, la lleva de un lado a otro, la mezcla con el barro. El mayor Irrazábal llega al galope a la casa del caudillo. Agarra una lanza y lo atraviesa. Dicen que preguntó dónde está ese bandido. Dicen que el legendario viejo respondió Peñaloza no es bandido. Inútil. Aunque sin llegar a los extremos de Sandes, Irrazábal era un asesino paranoico, útil para librar al elemento bárbaro de la República después del triunfo de Pavón. El colonialismo de Buenos Aires tenía que hacer esta tarea como los ingleses la hicieron en la India. Utilizó sus mismos valores: la civilización, el progreso, la cultura. Lástima que no quedó algo del espíritu del federalismo. Le habría dado un sentido lateral al sentido racionalista, europeísta de Buenos Aires. Pero a la elite de Buenos Aires poco le importaba el sentido lateral que la barbarie pudiera aportar. Era imposible que imaginara que esa idea estaría más cercana a Heidegger que a Smith, que a Marx. No habría que perdonar la crueldad con que la tarea se hizo. Pero el progreso tiene sus precios.



Tanto Sarmiento como José Hernández escribieron sobre la muerte de Peñaloza. Y muchos más. Sólo hay algo que quisiéramos notar. Sarmiento escribe: “El idioma español ha dado a los otros la palabra ‘guerrilla’, aplicada al partidario que hace la guerra civil fuera de las formas, con paisanos y no con soldados, tomando a veces en sus depredaciones las apariencias y la realidad también de la banda de salteadores. La palabra argentina ‘montonera’ corresponde perfectamente a la peninsular ‘guerrilla’ (...) Las ‘guerrillas’ no están todavía en las guerras civiles bajo el palio del derecho de gentes (...) Chacho, como jefe notorio de bandas de salteadores, y como ‘guerrilla’, haciendo la guerra por su propia cuenta murió en guerra de policía en donde fue aprehendido y su cabeza puesta en un poste en el teatro de sus fechorías. Esta es la ley y la forma tradicional de la ejecución del salteador (...) Los salteadores notorios están fuera de la ley de las naciones y de la ley municipal y sus cabezas deben ser expuestas en los lugares de sus fechorías”.



En 1863, un joven periodista de Paraná, que nueve años más tarde escribirá la primera parte de su poema inmortal, publica una airada defensa de Chacho y un ataque al partido unitario. Interesa ver cómo en Argentina, al partido de la “barbarie”, le sobraban buenas plumas. El sentido lateral, el integracionismo, la búsqueda de un país más amplio, la construcción, no de una ciudad, sino de una nación habría sido tal vez posible. Escribe Hernández: “Los salvajes unitarios están de fiesta. Celebran en estos momentos la muerte de uno de los caudillos más prestigiosos, más generosos y valientes que ha tenido la República Argentina. El partido federal tiene un nuevo mártir (...) El general Peñaloza ha sido degollado (...) en su propio lecho y su cabeza ha sido conducida como prueba del buen desempeño al bárbaro Sarmiento. El partido que invoca la ilustración, la decencia, el progreso acaba con sus enemigos cosiéndolos a puñaladas”. Esta era la parte “pesada” de la “carga del hombre blanco” que Kipling mencionaba. O lo que el mariscal Bugeaud, más íntimamente, sugería: a la barbarie hay que lucharle con la barbarie. La carga es “pesada” porque no sólo incluye la educación de los bárbaros, llevarles las luces y el progreso. También matarlos siempre que haga falta. Y suele hacer falta muy a menudo. Hernández asume la figura del poeta de la maldición: “¡Maldito sea! ¡Maldito, mil veces maldito, sea el partido envenenado con sus crímenes, que hace de la República Argentina el teatro de sus sangrientos horrores (...) Detener el brazo de los pueblos que ha de levantarse airado mañana para castigar a los degolladores de Peñaloza, no es la misión de ninguno que sienta correr en sus venas sangre de argentinos. No lo hará el general Urquiza. Puede esquivar si quiere a la lucha su responsabilidad personal, entregándose como inofensivo cordero al puñal de los asesinos que espían el momento de darle el golpe de muerte; pero no puede impedir que la venganza se cumpla, pero no puede continuar por más tiempo conteniendo el torrente de indignación que se escapa del corazón de los pueblos (...) el general Urquiza vive aún, y el general Urquiza tiene aún que pagar su tributo de sangre a la ferocidad unitaria, tiene que caer bajo el puñal de los asesinos unitarios (...) en San José, en medio de los halagos de su familia, su sangre ha de enrojecer los salones tan frecuentados por el partido unitario”.



Urquiza aprovecha la jugada de Pavón. Se retira de la política y se dedica a los negocios. Pero los federales siguen pidiendo su apoyo. Lo exige Felipe Varela en Manifiesto a los Pueblos Americanos. Urquiza parece no escuchar nada. Apoya a Mitre en la guerra contra el Paraguay, ese genocidio americano, tan secreto, tan oculto como el armenio. Y lo peor: luego de su frustrada competencia con Sarmiento por la Presidencia de la República acepta que éste lo visite en Paraná. Sarmiento llega en un vapor que lleva por nombre Pavón. Imposible una injuria mayor. El líder de los federales se abraza con el asesino de Peñaloza. No hay más que decir.



En abril de 1870 se escucha el bochinche de una caballada embravecida en el Palacio de San José. Son los federales de López Jordán. Urquiza sale armado. Le disparan y después le hunden los puñales de la venganza. “Ricardito, ¿por qué?” “Por traidor y por hijo de puta, general. Traidor al federalismo argentino. Hijo de puta... por usted mismo nomás.” “No era posible derrocar a Mitre. Los ingleses estaban con él.” “Podríamos haber tenido un país mejor. No sé el resto de América. Pero el nuestro pudo haber sido mejor porque tenía a los federales y éramos muchos.” “Pero eran bárbaros, brutos.” “Teníamos los mejores intelectuales. Lo teníamos a usted, el vencedor de Rosas. Otro puerto, Rosario. Un interior mediterráneo que pudo desarrollarse si lo protegíamos. Teníamos a los hermanos del Paraguay. Usted y Mitre les mataron seiscientos mil hombres. Hubieran sido nuestros. Ahora, gracias a todas sus traiciones, vamos a tener un país de porteños. Una gran ciudad y el resto un páramo derrotado.” Urquiza, algo curioso aún, pregunta:



–Cuando venían para el San José les escuché gritar: “Qué pasa/ qué pasa, general/ está lleno de gorilas/ el gobierno federal”.



López Jordán sonríe y se le achican los ojos.



–Es un anacronismo.



–¿Y eso qué es?



–Se va a morir antes de poder entenderlo. Pero cuidado: nosotros somos el pueblo pobre en armas. No somos vanguardia de nada. A no confundirnos. Y ahora, si me permite...



–Qué.



–La puñalada del final.



Y le enterró el puñal con tantas ganas que ya nada podía importarle de lo sucedido ni de lo que pudiera sucederle. Si hay un acto que justifica nuestra vida por completo él acababa de cometer el suyo. El federalismo moría. Pero su asesino también. O, mejor aún, ya estaba muerto.

Señales previas (Por Alicia Miller)

Quienes integraron el compacto grupo de conducción que gobernó Río Negro desde 1983 se intercambian ahora proyectiles verbales, acusaciones administrativas o estocadas judiciales.




"Falta poco para que digan 'yo no lo voté'", ironizó un justicialista, estigmatizado durante años por el oficialismo y que ahora ve confirmar sus denuncias de boca de los todavía funcionarios de la gestión de Miguel Saiz. "Pero ni siquiera esperaron a que se vaya", agregó, sorprendido por el modo en que los tiempos se precipitan en la política provincial.



El Tribunal de Cuentas dio, sin dudas, la nota saliente: en su dictamen al juez que investiga los sobresueldos en el gabinete de Saiz, señaló que el adicional fue creado por una resolución sin los requisitos legales y responsabilizó al gobernador y al ex ministro Coordinador y ex candidato César Barbeito.



El Tribunal no explicó por qué tardó ocho años en expedirse sobre la cuestión. La ubicuidad de sus integrantes –Pedro Casariego, Ricardo Malaspina y Daniel Bossero– resulta tan escandalosa como las fallas que ahora señalan.



Igual podría decirse de la reciente auditoría en el Ipross. Y queda por ver si los allanamientos judiciales en organismos públicos no buscan mejorar una imagen que dejó dudas en causas vinculadas con el poder político.



Mientras esto sucede en la retaguardia de la gestión Saiz, las miradas se centran en cómo delinea su futuro gobierno el justicialista Carlos Soria.



Todavía no asumió el cargo de gobernador. Pero ya hay gente que juzga sus conductas y palabras como si fueran actos oficiales.



Por el momento, la prudencia y el equilibrio caracterizan sus acciones y su discurso... Pocos excesos verbales... Designaciones graduales y, en algunos casos, sorprendentes.



Esta semana, sus primeros pasos en Viedma estuvieron rodeados de señales auspiciosas:



- En la capital lo recibió una caravana de simpatizantes que recorrió las calles de una de las pocas ciudades en que no ganó su candidato sino el radical.



- Lo primero que hizo Soria fue visitar en su domicilio al reelecto intendente de Viedma, Jorge Ferreira, con licencia por enfermedad. "Es lo que corresponde y, además, ésta es su casa", dijo. Un buen gesto.



- En el acto de entrega de diplomas en la Legislatura, se ocupó de que sus partidarios no abuchearan a legisladores radicales.



- Su gentileza fue muy evidente hacia el vicegobernador Bautista Mendioroz, actitud que no pasó inadvertida para radicales ni para peronistas.



- Al presentar a su gabinete, el jueves por la tarde, dio muestras de que está sólida la alianza política que selló hace más de un año con el senador Miguel Pichetto y con el hoy vicegobernador electo, Alberto Weretilneck.



La fuerte personalidad de Soria y las responsabilidades propias del cargo en el Poder Ejecutivo hacen impensable, en los hechos, un "triunvirato" de gestión. Pero es evidente que escucha y confía en quienes conformaron el bloque de poder que lo llevó al gobierno, y que los tres están dispuestos a consolidar esa fuerza seleccionando funcionarios que respondan a criterios de calidad y no sólo o necesariamente a los de lealtad.



- Sin que implique matemática, podría decirse que el gabinete anunciado muestra, por tercios, un alineamiento a esos tres vectores, a pesar de que tanto Soria como Pichetto y Weretilneck niegan toda especulación: "Buscamos a las personas más indicadas, no importa a qué sector pertenezcan, dicen". Aun así: Vallaza, Rovira Bosch, Delfino y Lastra habrían llegado a sugerencia de Pichetto; Chao Monzón, Bardeggia y Alfredo Mango por recomendación de Weretilneck; y Del Valle, Palmieri, Bergonzi, Goinhex, Huentelaf y Zgaib, del "riñón" de Soria.



- Pichetto, con participación activa en las reuniones recientes, se ocupó de desalentar que los intendentes creen una Liga como la que existió en los últimos años. "Eso sirve cuando se es oposición", dijo, en respaldo a la autoridad de Soria. "Gestión, quiero gestión", insistió éste.



- Las sorpresas fueron, esta semana, el anuncio de que Edgardo Bagli será ministro de Gobierno y la reunión en la cual Soria ponderó la capacidad y la trayectoria de la ex camarista penal de Viedma Susana Milicich de Videla y ella accedió a colaborar con la gestión del roquense en una etapa por venir.



- La designación de Bagli implica un merecido reconocimiento a un aliado histórico que es ejemplo de democracia y combate a la corrupción. El viedmense –quien presidió la Democracia Cristiana durante décadas– construyó su imagen política no sobre la base de los éxitos sino de los principios. Y no sólo en relación con la honestidad, sino también sobre la calidad de la democracia: durante la Convención Constituyente de 1986 –en la cual un grupo de radicales y peronistas diseñó este sistema electoral que abrió paso a 28 años de continuismo– Bagli –sin ser convencional– recorría los pasillos advirtiendo que la distribución de tres bancas por circuito iba a desvirtuar la voluntad electoral y perjudicar la representación de las minorías. Así sucedió: en general, la representación de los circuitos correspondió dos a la mayoría y una a la primera minoría, en desmedro de los partidos menores, que quedaron fuera del Parlamento, ámbito lógico de expresión política. Esto contribuyó a diluirlos por la fatiga o realineamiento de sus dirigentes y a crear un bipartidismo con fuerte hegemonía del oficialismo.



- Milicich y María del Carmen Vivas, quien fue su par en la Cámara, fueron durante 20 años y hasta ahora dos juezas valientes, de excelente formación intelectual y moral. Podría decirse que se deben a ellas la gran mayoría de las condenas por casos de corrupción y muchos de los fallos ejemplares en materia penal. Días atrás, al dejar el Poder Judicial para jubilarse, Milicich fue largamente aplaudida cuando, a través del sistema de audio del edificio de Tribunales, se despidió aludiendo al agobio y frustración que sufrió en los últimos 15 años por "la falta de contención de mis superiores, la inexistencia de referentes válidos, la inutilidad del trabajo bien realizado". Pero instó a los jóvenes del Poder Judicial a trabajar para "recuperar los principios perdidos" y "sobre todo para tener el coraje necesario que impone en estos tiempos el resguardo a ultranza de la independencia del Poder Judicial, esa independencia tantas veces perdida en los corrillos del Poder y tan vacía de contenido en los discursos de quienes son sus principales custodios".



Esa posición y su diálogo con Soria fueron gestos hacia dentro y fuera de la Justicia.



- Delfino conoce Salud Pública y cuenta con el respeto de sus profesionales y empleados; Mango garantiza diálogo fluido con la Unter; Bagli, diálogo y depuración en la Policía sobre criterios de defensa de los derechos humanos.



Las cuentas pendientes, reconocidas por Soria, son sumar mujeres al gabinete y garantizar la conducción civil del área de Seguridad.



El equipo está. Faltan conocer las políticas.



Los meses del verano permitirán observar cómo la maquinaria de gobierno se pone en funcionamiento.



ALICIA MILLER amiller@rionegro.com.ar

lunes, 7 de noviembre de 2011

Empleados públicos noviembre 2011

Viedma (ADN).- El designado nuevo secretario general de la Gobernación, Hugo Lastra, dijo hoy que “lo que habla el compañero (Carlos) Soria es lograr una paridad (salarial) en los tres poderes del Estado” y describió que un director en la administración pública gana 6.379 pesos.




“Ese funcionario no puede ganar menos que un empleado a su cargo, por un principio de autoridad”, remarcó el ex legislador provincial 1984/1987.



Lastra detalló que los organismos centralizados (entre otros, los Ministerios, la Jefatura de Policía y la Fiscalía de Estado) tienen 12.548 agentes y una masa salarial superior a los 940.580.000, que constituye el 32 por ciento del total de haberes.



Los organismos descentralizados tienen 32.823 agentes y una masa salarial de 1.740.768.000 pesos, cercanos al 58,2 por ciento del total de haberes.



“Educación tiene 25.966 agentes y una masa salarial de 1.151.528.000 pesos”, agregó Lastra.



También cuantificó que las empresas públicas y otros organismos cuentan con casi 3.000 agentes y una masa salarial de aproximadamente 400.000 pesos.



“Lo importante es conocer con qué personal nos encontramos y la masa salarial, que está achicada, porque hasta la categoría 8 (los agentes) cobran lo mismo y sigue hasta la categoría 25, con salarios de 8.641 pesos, según datos oficiales proporcionados”, agregó Lastra en declaraciones a radio Frecuencia VYP.



“Hay una importante diferencia en cuanto a la masa salarial de los funcionarios”, aclaró.



“Un director gana 6.379 pesos y el gobernador, 9.813 pesos. Un director no puede ganar menos que un empleado a su cargo, por un principio de autoridad”, señaló.



“De esto habla el gobernador electo Carlos Soria, de blanquear la situación de los funcionarios, pero no podemos agrandar más la masa salarial, que llega al 85 por ciento del presupuesto. Lo que tenemos que hacer es achicar la cantidad de funcionarios y, de ese modo, pagarles un salario digno y que haya transparencia”, insistió el veterano político, radicado hace muchos años en Viedma.



Luego de certificar que hay 650 cargos de funcionarios estatales, Lastra reconoció que “hay entes autárquicos que tienen salarios mayores que organismos centralizados y descentralizados, como las empresas públicas estatales donde un director cobra 15.000 pesos. Ganan casi el 150 por ciento más que el gobernador, está distorsionado”.



“Lo que habla el compañero Soria es tener una paridad en tres poderes en cuanto a la regulación (salarial) de los funcionarios. Se trata de concretar transparencia en lo ganará cada uno de los funcionarios y dar lógica a esta cuestión”, añadió.



“Dicen que es ilógico que un ministro gane 8.862 pesos por la tarea y responsabilidad que tiene, pero lo primero que piensa la gente es: ¿de dónde saca la plata para vivir?. Esto hay que hacerlo de cara a la sociedad, no hay que ponerse colorados porque son cosas que hay que plantear para llevar adelante una buena gestión de gobierno”.



“Lo que tiene que entender la gente de Viedma es que es importante la cantidad de funcionarios y técnicos que tiene para ofrecerle al nuevo gobierno. Tenemos una muy buena relación con los funcionarios (de la gestión Saiz), porque están abriendo todas las puertas y entregando la documentación para estar informados al momento de asumir”, concluyó Lastra. (ADN)









miércoles, 2 de noviembre de 2011

CARTA ABIERTA DE RODOLFO WALSH A LA JUNTA MILITAR



1. La censura de prensa, la persecución a intelectuales, el allanamiento de mi casa en el Tigre, el asesinato de amigos queridos y la pérdida de una hija que murió combatiéndolos, son algunos de los hechos que me obligan a esta forma de expresión clandestina después de haber opinado libremente como escritor y periodista durante casi treinta años.

El primer aniversario de esta Junta Militar ha motivado un balance de la acción de gobierno en documentos y discursos oficiales, donde lo que ustedes llaman aciertos son errores, los que reconocen como errores son crímenes y lo que omiten son calamidades.

El 24 de marzo de 1976 derrocaron ustedes a un gobierno del que formaban parte, a cuyo desprestigio contribuyeron como ejecutores de su política represiva, y cuyo término estaba señalado por elecciones convocadas para nueve meses más tarde. En esa perspectiva lo que ustedes liquidaron no fue el mandato transitorio de Isabel Martínez sino la posibilidad de un proceso democrático donde el pueblo remediara males que ustedes continuaron y agravaron.

Ilegítimo en su origen, el gobierno que ustedes ejercen pudo legitimarse en los hechos recuperando el programa en que coincidieron en las elecciones de 1973 el ochenta por ciento de los argentinos y que sigue en pie como expresión objetiva de la voluntad del pueblo, único significado posible de ese "ser nacional" que ustedes invocan tan a menudo.

Invirtiendo ese camino han restaurado ustedes la corriente de ideas e intereses de minorías derrotadas que traban el desarrollo de las fuerzas productivtas, explotan al pueblo y disgregan la Nación. Una política semejante sólo puede imponerse transitoriamente prohibiendo los partidos, interviniendo los sindicatos, amordazando la prensa e implantando el terror más profundo que ha conocido la sociedad argentina.



2. Quince mil desaparecidos, diez mil presos, cuatro mil muertos, decenas de miles de desterrados son la cifra desnuda de ese terror.

Colmadas las cárceles ordinarias, crearon ustedes en las principales guarniciones del país virtuales campos de concentración donde no entra ningún juez, abogado, periodista, observador internacional. El secreto militar de los procedimientos, invocado como necesidad de la investigación, convierte a la mayoría de las detenciones en secuestros que permiten la tortura sin límite y el fusilamiento sin juicio.1

Más de siete mil recursos de hábeas corpus han sido contestados negativamente este último año. En otros miles de casos de desaparición el recurso ni siquiera se ha presentado porque se conoce de antemano su inutilidad o porque no se encuentra abogado que ose presentarlo después que los cincuenta o sesenta que lo hacían fueron a su turno secuestrados.

De este modo han despojado ustedes a la tortura de su límite en el tiempo. Como el detenido no existe, no hay posibilidad de presentarlo al juez en diez días según manda un ley que fue respetada aún en las cumbres represivas de anteriores dictaduras.

La falta de límite en el tiempo ha sido complementada con la falta de límite en los métodos, retrocediendo a épocas en que se operó directamente sobre las articulaciones y las vísceras de las víctimas, ahora con auxiliares quirúrgicos y farmacológicos de que no dispusieron los antiguos verdugos. El potro, el torno, el despellejamiento en vida, la sierra de los inquisidores medievales reaparecen en los testimonios junto con la picana y el "submarino", el soplete de las actualizaciones contemporáneas.2

Mediante sucesivas concesiones al supuesto de que el fin de exterminar a la guerilla justifica todos los medios que usan, han llegado ustedes a la tortura absoluta, intemporal, metafísica en la medida que el fin original de obtener información se extravía en las mentes perturbadas que la administran para ceder al impulso de machacar la sustancia humana hasta quebrarla y hacerle perder la dignidad que perdió el verdugo, que ustedes mismos han perdido.



3. La negativa de esa Junta a publicar los nombres de los prisioneros es asimismo la cobertura de una sistemática ejecución de rehenes en lugares descampados y horas de la madrugada con el pretexto de fraguados combates e imaginarias tentativas de fuga.

Extremistas que panfletean el campo, pintan acequias o se amontonan de a diez en vehículos que se incendian son los estereotipos de un libreto que no está hecho para ser creído sino para burlar la reacción internacional ante ejecuciones en regla mientras en lo interno se subraya el carácter de represalias desatadas en los mismos lugares y en fecha inmediata a las acciones guerrilleras.

Setenta fusilados tras la bomba en Seguridad Federal, 55 en respuesta a la voladura del Departamento de Policía de La Plata, 30 por el atentado en el Ministerio de Defensa, 40 en la Masacre del Año Nuevo que siguió a la muerte del coronel Castellanos, 19 tras la explosión que destruyó la comisaría de Ciudadela forman parte de 1.200 ejecuciones en 300 supuestos combates donde el oponente no tuvo heridos y las fuerzas a su mando no tuvieron muertos.

Depositarios de una culpa colectiva abolida en las normas civilizadas de justicia,incapaces de influir en la política que dicta los hechos por los cuales son represaliados, muchos de esos rehenes son delegados sindicales, intelectuales, familiares de guerrilleros, opositores no armados, simples sospechosos a los que se mata para equilibrar la balanza de las bajas según la doctrina extranjera de "cuenta-cadáveres" que usaron los SS en los países ocupados y los invasores en Vietnam.

El remate de guerrilleros heridos o capturados en combates reales es asimismo una evidencia que surge de los comunicados militares que en un año atribuyeron a la guerrilla 600 muertos y sólo 10 ó 15 heridos, proporción desconocida en los más encarnizados conflictos. Esta impresión es confirmada por un muestreo periodístico de circulación clandestina que revela que entre el 18 de diciembre de 1976 y el 3 de febrero de 1977, en 40 acciones reales, las fuerzas legales tuvieron 23 muertos y 40 heridos, y la guerrilla 63 muertos.3

Más de cien procesados han sido igualmente abatidos en tentativas de fuga cuyo relato oficial tampoco está destinado a que alguien lo crea sino a prevenir a la guerrilla y Ios partidos de que aún los presos reconocidos son la reserva estratégica de las represalias de que disponen los Comandantes de Cuerpo según la marcha de los combates, la conveniencia didáctica o el humor del momento.

Así ha ganado sus laureles el general Benjamín Menéndez, jefe del Tercer Cuerpo de Ejército, antes del 24 de marzo con el asesinato de Marcos Osatinsky, detenido en Córdoba, después con la muerte de Hugo Vaca Narvaja y otros cincuenta prisioneros en variadas aplicaciones de la ley de fuga ejecutadas sin piedad y narradas sin pudor.4

El asesinato de Dardo Cabo, detenido en abril de 1975, fusilado el 6 de enero de 1977 con otros siete prisioneros en jurisdicción del Primer Cuerpo de Ejército que manda el general Suárez Masson, revela que estos episodios no son desbordes de algunos centuriones alucinados sino la política misma que ustedes planifican en sus estados mayores, discuten en sus reuniones de gabinete, imponen como comandantes en jefe de las 3 Armas y aprueban como miembros de la Junta de Gobierno.



4. Entre mil quinientas y tres mil personas han sido masacradas en secreto después que ustedes prohibieron informar sobre hallazgos de cadáveres que en algunos casos han trascendido, sin embargo, por afectar a otros países, por su magnitud genocida o por el espanto provocado entre sus propias fuerzas.5

Veinticinco cuerpos mutilados afloraron entre marzo y octubre de 1976 en las costas uruguayas, pequeña parte quizás del cargamento de torturados hasta la muerte en la Escuela de Mecánica de la Armada, fondeados en el Río de la Plata por buques de esa fuerza, incluyendo el chico de 15 años, Floreal Avellaneda, atado de pies y manos, "con lastimaduras en la región anal y fracturas visibles" según su autopsia.

Un verdadero cementerio lacustre descubrió en agosto de 1976 un vecino que buceaba en el Lago San Roque de Córdoba, acudió a la comisaría donde no le recibieron la denuncia y escribió a los diarios que no la publicaron.6

Treinta y cuatro cadáveres en Buenos Aires entre el 3 y el 9 de abril de 1976, ocho en San Telmo el 4 de julio, diez en el Río Luján el 9 de octubre, sirven de marco a las masacres del 20 de agosto que apilaron 30 muertos a 15 kilómetros de Campo de Mayo y 17 en Lomas de Zamora.

En esos enunciados se agota la ficción de bandas de derecha, presuntas herederas de las 3 A de López Rega, capaces dc atravesar la mayor guarnición del país en camiones militares, de alfombrar de muertos el Río de la Plata o de arrojar prisioneros al mar desde los transportes de la Primera Brigada Aérea 7, sin que se enteren el general Videla, el almirante Massera o el brigadier Agosti. Las 3 A son hoy las 3 Armas, y la Junta que ustedes presiden no es el fiel de la balanza entre "violencias de distintos signos" ni el árbitro justo entre "dos terrorismos", sino la fuente misma del terror que ha perdido el rumbo y sólo puede balbucear el discurso de la muerte.8

La misma continuidad histórica liga el asesinato del general Carlos Prats, durante el anterior gobierno, con el secuestro y muerte del general Juan José Torres, Zelmar Michelini, Héctor Gutiérrez Ruíz y decenas de asilados en quienes se ha querido asesinar la posibilidad de procesos democráticos en Chile, Boliva y Uruguay.9

La segura participación en esos crímenes del Departamento de Asuntos Extranjeros de la Policía Federal, conducido por oficiales becados de la CIA a través de la AID, como los comisarios Juan Gattei y Antonio Gettor, sometidos ellos mismos a la autoridad de Mr. Gardener Hathaway, Station Chief de la CIA en Argentina, es semillero de futuras revelaciones como las que hoy sacuden a la comunidad internacional que no han de agotarse siquiera cuando se esclarezcan el papel de esa agencia y de altos jefes del Ejército, encabezados por el general Menéndez, en la creación de la Logia Libertadores de América, que reemplazó a las 3 A hasta que su papel global fue asumido por esa Junta en nombre de las 3 Armas.

Este cuadro de exterminio no excluye siquiera el arreglo personal de cuentas como el asesinato del capitán Horacio Gándara, quien desde hace una década investigaba los negociados de altos jefes de la Marina, o del periodista de "Prensa Libre" Horacio Novillo apuñalado y calcinado, después que ese diario denunció las conexiones del ministro Martínez de Hoz con monopolios internacionales.

A la luz de estos episodios cobra su significado final la definición de la guerra pronunciada por uno de sus jefes: "La lucha que libramos no reconoce límites morales ni naturales, se realiza más allá del bien y del mal".10



5. Estos hechos, que sacuden la conciencia del mundo civilizado, no son sin embargo los que mayores sufrimientos han traído al pueblo argentino ni las peores violaciones de los derechos humanos en que ustedes incurren. En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada.

En un año han reducido ustedes el salario real de los trabajadores al 40%, disminuido su participación en el ingreso nacional al 30%, elevado de 6 a 18 horas la jornada de labor que necesita un obrero para pagar la canasta familiar11, resucitando así formas de trabajo forzado que no persisten ni en los últimos reductos coloniales.

Congelando salarios a culatazos mientras los precios suben en las puntas de las bayonetas, aboliendo toda forma de reclamación colectiva, prohibiendo asambleas y comisioncs internas, alargando horarios, elevando la desocupación al récord del 9%12 prometiendo aumentarla con 300.000 nuevos despidos, han retrotraído las relaciones de producción a los comienzos de la era industrial, y cuando los trabajadores han querido protestar los han calificados de subversivos, secuestrando cuerpos enteros de delegados que en algunos casos aparecieron muertos, y en otros no aparecieron.13

Los resultados de esa política han sido fulminantes. En este primer año de gobierno el consumo de alimentos ha disminuido el 40%, el de ropa más del 50%, el de medicinas ha desaparecido prácticamente en las capas populares. Ya hay zonas del Gran Buenos Aires donde la mortalidad infantil supera el 30%, cifra que nos iguala con Rhodesia, Dahomey o las Guayanas; enfermedades como la diarrea estival, las parasitosis y hasta la rabia en que las cifras trepan hacia marcas mundiales o las superan. Como si esas fueran metas deseadas y buscadas, han reducido ustedes el presupuesto de la salud pública a menos de un tercio de los gastos militares, suprimiendo hasta los hospitales gratuitos mientras centenares de médicos, profesionales y técnicos se suman al éxodo provocado por el terror, los bajos sueldos o la "racionalización".

Basta andar unas horas por el Gran Buenos Aires para comprobar la rapidez con que semejante política la convirtió en una villa miseria de diez millones de habitantes. Ciudades a media luz, barrios enteros sin agua porque las industrias monopólicas saquean las napas subtérráneas, millares de cuadras convertidas en un solo bache porque ustedes sólo pavimentan los barrios militares y adornan la Plaza de Mayo , el río más grande del mundo contaminado en todas sus playas porque los socios del ministro Martínez de Hoz arrojan en él sus residuos industriales, y la única medida de gobierno que ustedes han tomado es prohibir a la gente que se bañe.

Tampoco en las metas abstractas de la economía, a las que suelen llamar "el país", han sido ustedes más afortutunados. Un descenso del producto bruto que orilla el 3%, una deuda exterior que alcanza a 600 dólares por habitante, una inflación anual del 400%, un aumento del circulante que en solo una semana de diciembre llegó al 9%, una baja del 13% en la inversión externa constituyen también marcas mundiales, raro fruto de la fría deliberación y la cruda inepcia.

Mientras todas las funciones creadoras y protectoras del Estado se atrofian hasta disolverse en la pura anemia, una sola crece y se vuelve autónoma. Mil ochocientos millones de dólares que equivalen a la mitad de las exportaciones argentinas presupuestados para Seguridad y Defensa en 1977, cuatro mil nuevas plazas de agentes en la Policía Federal, doce mil en la provincia de Buenos Aires con sueldos que duplican el de un obrero industrial y triplican el de un director de escuela, mientras en secreto se elevan los propios sueldos militares a partir de febrero en un 120%, prueban que no hay congelación ni desocupación en el reino de la tortura y de la muerte, único campo de la actividad argentina donde el producto crece y donde la cotización por guerrillero abatido sube más rápido que el dólar.

6. Dictada por el Fondo Monetario Internacional según una receta que se aplica indistintamente al Zaire o a Chile, a Uruguay o Indonesia, la política económica de esa Junta sólo reconoce como beneficiarios a la vieja oligarquía ganadera, la nueva oligarquía especuladora y un grupo selecto de monopolios internacionales encabezados por la ITT, la Esso, las automotrices, la U.S.Steel, la Siemens, al que están ligados personalmente el ministro Martínez de Hoz y todos los miembros de su gabinete.

Un aumento del 722% en los precios de la producción animal en 1976 define la magnitud de la restauración oligárquica emprendida por Martínez de Hoz en consonancia con el credo de la Sociedad Rural expuesto por su presidente Celedonio Pereda: "Llena de asombro que ciertos grupos pequeños pero activos sigan insistiendo en que los alimentos deben ser baratos".14

El espectáculo de una Bolsa de Comercio donde en una semana ha sido posible para algunos ganar sin trabajar el cien y el doscientos por ciento, donde hay empresas que de la noche a la mañana duplicaron su capital sin producir más que antes, la rueda loca de la especulación en dólares, letras, valores ajustables, la usura simple que ya calcula el interés por hora, son hechos bien curiosos bajo un gobierno que venía a acabar con el "festín de los corruptos".

Desnacionalizando bancos se ponen el ahorro y el crédito nacional en manos de la banca extranjera, indemnizando a la ITT y a la Siemens se premia a empresas que estafaron al Estado, devolviendo las bocas de expendio se aumentan las ganancias de la Shell y la Esso, rebajando los aranceles aduaneros se crean empleos en Hong Kong o Singapur y desocupación en la Argentina. Frente al conjunto de esos hechos cabe preguntarse quiénes son los apátridas de los comunicados oficiales, dónde están los mercenarios al servicio de intereses foráneos, cuál es la ideologia que amenaza al ser nacional.





Si una propaganda abrumadora, reflejo deforme de hechos malvados no pretendiera que esa Junta procura la paz, que el general Videla defiende los derechos humanos o que el almirante Massera ama la vida, aún cabría pedir a los señores Comandantes en Jefe de las 3 Armas que meditaran sobre el abismo al que conducen al país tras la ilusión de ganar una guerra que, aún si mataran al último guerrillero, no haría más que empezar bajo nuevas formas, porque las causas que hace más de veinte años mueven la resistencia del pueblo argentino no estarán dcsaparecidas sino agravadas por el recuerdo del estrago causado y la revelación de las atrocidades cometidas.





Estas son las reflexiones que en el primer aniversario de su infausto gobierno he querido hacer llegar a los miembros de esa Junta, sin esperanza de ser escuchado, con la certeza de ser perseguido, pero fiel al compromiso que asumí hace mucho tiempo de dar testimonio en momentos difíciles.



Rodolfo Walsh. - C.I. 2845022

Buenos Aires, 24 de marzo de 1977.









--------------------------------------------------------------------------------





1 Desde enero de 1977 la Junta empezó a publicar nóminas incompletas de nuevos detenidos y de "liberados" que en su mayoría no son tales sino procesados que dejan de estar a su disposición pero siguen presos. Los nombres de millares de prisioneros son aún secreto militar y las condiciones para su tortura y posterior fusilamiento permanecen intactas.





2 El dirigente peronista Jorge Lizaso fue despellejado en vida, el ex diputado radical Mario Amaya muerto a palos, el ex diputado Muñiz Barreto desnucado de un golpe. Testimonio de una sobreviviente: "Picana en Ios brazos, las manos, los muslos, cerca de Ia boca cada vez que lloraba o rezaba... Cada veinte minutos abrían la puerta y me decían que me iban hacer fiambre con la máquina de sierra que se escuchaba".



3 "Cadena Informativa", mensaje Nro. 4, febrero de 1977.





4 Una versión exacta aparece en esta carta de los presos en la Cárcel de Encausados al obispo de Córdoba, monseñor Primatesta: "El 17 de mayo son retirados con el engaño de ir a la enfermería seis compañeros que luego son fusilados. Se trata de Miguel Angel Mosse, José Svagusa, Diana Fidelman, Luis Verón, Ricardo Yung y Eduardo Hernández, de cuya muerte en un intento de fuga informó el Tercer Cuerpo de Ejército. El 29 de mayo son retirados José Pucheta y Carlos Sgadurra. Este úItimo había sido castigado al punto de que no se podía mantener en pie sufriendo varias fracturas de miembros. Luego aparecen también fusilados en un intento de fuga".





5 En los primeros 15 días de gobierno militar aparecieron 63 cadáveres, según los diarios. Una proyección anual da la cifra de 1500. La presunción de que puede ascender al doble se funda en que desde enero de 1976 la información periodística era incompleta y en el aumento global de la represión después del golpe. Una estimación global verosímil de las muertes producidas por la Junta es la siguiente. Muertos en combate: 600. Fusilados: 1.300. Ejecutados en secreto: 2.000. Varios. 100. Total: 4.000.





6 Carta de Isaías Zanotti, difundida por ANCLA, Agencia Clandestina de Noticias.





7 "Programa" dirigido entre julio y diciembre de 1976 por el brigadier Mariani, jefe de la Primera Brigada Aérea del Palomar. Se usaron transportes Fokker F-27.





8 El canciller vicealmirante Guzzeti en reportaje publicado por "La Opinión" el 3-10-76 admitió que "el terrorismo de derecha no es tal" sino "un anticuerpo".





9 El general Prats, último ministro de Ejército del presidente Allende, muerto por una bomba en setiembre de 1974. Los ex parlamentarios uruguayos Michelini y Gutiérrez Ruiz aparecieron acribillados el 2-5-76. El cadáver del general Torres, ex presidente de Bolivia, apareció el 2-6-76, después que el ministro del Interior y ex jefe de Policía de Isabel Martínez, general Harguindeguy, lo acusó de "simular" su secuestro.





10 Teniente Coronel Hugo Ildebrando Pascarelli según "La Razón" del 12-6-76. Jefe del Grupo I de Artillería de Ciudadela. Pascarelli es el presunto responsable de 33 fusilamientos entre el 5 de enero y el 3 de febrero de 1977.





11 Unión de Bancos Suizos, dato correspondiente a junio de 1976. Después la situación se agravó aún más.





12 Diario "Clarín".





13 Entre los dirigentes nacionales secuestrados se cuentan Mario Aguirre de ATE, Jorge Di Pasquale de Farmacia, Oscar Smith de Luz y Fuerza. Los secuestros y asesinatos de delegados han sido particularmente graves en metalúrgicos y navales.





14 Prensa Libre, 16-12-76.



Un luminoso día de justicia


Por Horacio Verbitsky



“Si una propaganda abrumadora, reflejo deforme de hechos malvados no pretendiera que esa Junta procura la paz, que el general Videla defiende los derechos humanos o que el almirante Massera ama la vida, aún cabría pedir a los señores Comandantes en Jefe de las 3 Armas que meditaran sobre el abismo al que conducen al país tras la ilusión de ganar una guerra que, aun si mataran al último guerrillero, no haría más que empezar bajo nuevas formas, porque las causas que hace más de veinte años mueven la resistencia del pueblo argentino no estarán desaparecidas sino agravadas por el recuerdo del estrago causado y la revelación de las atrocidades cometidas.” Lilia Ferreyra apretaba contra su cuerpo una de las copias de la Carta de Rodolfo J. Walsh que hicimos después de su secuestro y asesinato, el 25 de marzo de 1977. Su testimonio fue uno de los más conmovedores del largo juicio que terminó esta semana con la condena a dieciséis miembros del núcleo operativo de la primera ESMA, e incluyó la reconstrucción en su memoria del cuento “Juan se iba por el río”, desaparecido en el saqueo de la casa del matrimonio, por el que también fueron condenados los culpables. Además estaban en la sala familiares de los secuestrados en la Iglesia de la Santa Cruz y varios miembros del grupo que en 1979 fue llevado a la quinta El Silencio, propiedad del Arzobispado de Buenos Aires, para que no los encontrara en la ESMA la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Por esos hechos deberán pasar el resto de sus días en prisión personajes como Astiz, Pernías, Cavallo y el Tigre Acosta. Casi todos ellos habían sido detenidos por la Cámara Federal de la Capital en el verano de 1987, pero poco después fueron liberados por la ley de obediencia debida. Fue en esta causa que, conmocionado por la confesión de Adolfo Scilingo, Emilio Mignone solicitó el derecho a la verdad sobre lo sucedido con su hija y abrió así la puerta que permitiría retomar los juicios interrumpidos bajo la presión de las armas, luego de que se declararan nulas las leyes de impunidad, en 2001. Un símbolo de la persistencia de los organismos defensores de los derechos humanos es la ubicación en primera fila de las querellas de Carolina Varsky, la extraordinaria directora de Litigio del CELS, quien era apenas una adolescente cuando por primera vez los miembros de esta banda de marinos criminales fueron detenidos. Que la sentencia se leyera horas antes del primer aniversario de la muerte de Néstor Kirchner es otro acto de justicia. Cuando él llegó a la presidencia ya había casi un centenar de altos jefes militares y de fuerzas de seguridad detenidos y procesados. Desde 1998 estaban bajo arresto Videla, Ma-ssera y otros jefes de la dictadura por el robo de bebés y el saqueo de bienes, dos delitos que las leyes de impunidad no perdonaron. Entre marzo de 2001 y mayo de 2003 varios jueces y cámaras federales, la Cámara de Casación Penal y la Procuración General afirmaron que los secuestros, torturas y desapariciones forzadas de personas constituyen delitos contra la humanidad y, como tales, no están sujetos a amnistías ni prescripción. Pero faltaba la confirmación de la Corte Suprema de Justicia, donde un cardumen de incompetentes y corruptos mantenía abierta esa página sólo por temor a las consecuencias. La jerarquía eclesiástica, Duhalde y Brinzoni creyeron llegado el momento oportuno luego de las elecciones de 2003. Pero Kirchner se opuso y al asumir adoptó la simple fórmula Memoria, Verdad y Justicia. De inmediato decapitó a esa cúpula castrense que volvía a inmiscuirse en las cuestiones políticas que no le corresponden, promovió el juicio político a los jueces indignos de la Corte Suprema y pidió al Congreso que declarara nulas aquellas leyes y ratificara los tratados internacionales sobre la imprescriptibilidad de aquellos crímenes. Un poco después desconoció al obispo castrense que había abogado ante la Corte por sus feligreses de manos ensangrentadas y rompió con el viejo cómplice de la Triple A que se imaginó que lo manejaría como un ventrílocuo. En un manuscrito presentado a los jueces, Acosta dijo que la carta de Walsh era “un arma de la guerra civil revolucionaria terrorista” y que la admiración que aún suscita demuestra que “la guerra no terminó”. Walsh entendió que no tenía sentido pedir a los jefes de aquella empresa criminal que meditaran. Pero impresiona que quienes entonces fueran jóvenes oficiales a sus órdenes, hoy entre su séptima y novena década de vida, muestren la misma incapacidad para reflexionar sobre las atrocidades que cometieron. Astiz bufoneó acariciándose una escarapela tamaño Billiken y algunos familiares y amigos de los marinos entonaron el Himno Nacional. Pero los hijos de varios de los condenados lloraban y se abrazaban en busca de consuelo. Sus padres son los responsables del dolor que hoy los atraviesa. Ojalá algunos de ellos comprendieran lo que Walsh escribió hace 34 años. Ni la carta ni el proceso judicial son armas de guerra. Los dieciocho detenidos gozaron del derecho de defensa con todas las garantías que negaron a sus víctimas e incluso un personaje tan notorio como Rolón fue absuelto. El juicio fue así una ejemplificación insuperable de la diferencia entre una dictadura sin ley y el imperfecto estado de derecho. La encuesta realizada el día de las elecciones por el Centro de Opinión Pública de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires indicó que entre las políticas del gobierno nacional que cuentan con mayor aprobación del electorado la principal es el juzgamiento de los crímenes de la dictadura, con el 93 por ciento entre los votantes de Cristina y el 79 por ciento de quienes prefirieron a otros candidatos. La sociedad sí está a la altura de aquellas palabras de Walsh.