martes, 23 de junio de 2015

Ingeniero Jacobacci (Provincia de Río Negro . Argentina) Imágenes Históricas

25 de mayo de 1973 Asunción como Intendente de Ing, Jacobacci del Sr. Antonio Tascón (FREJULI), presente como abanderado de la Juventud Peronista el Compañero Horacio Diaz.

sábado, 13 de junio de 2015

Anestesiologos en actitud extorsiva

LOS MINISTROS DE SALUD DEL PAIS ACUSAN A LOS ANESTESIOLOGOS DE “ACTITUDES EXTORSIVAS”

Contra la posición dominante en salud

El Consejo Federal de Salud declaró su preocupación porque las asociaciones profesionales de anestesistas impiden cubrir todos los puestos necesarios, bloquean la formación de nuevos especialistas y dificultan el acceso a la salud de los ciudadanos.

Por Pedro Lipcovich
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Los anestesiólogos no trabajan en relación de dependencia, señalaron los ministros.
Los ministros de Salud de todas las jurisdicciones del país, de acuerdo con el Ministerio de Salud de la Nación, se pronunciaron contra las “actitudes extorsivas” que atribuyen a las asociaciones de anestesiólogos, a las que acusan de “una tendencia de posición dominante que compromete el derecho de todos los habitantes a acceder a prestaciones quirúrgicas fundamentales”. La “posición dominante” se sustentaría en que estas sociedades, que controlan la formación y la matrícula en la especialidad, mantendrían muy limitada la cantidad de profesionales: de 120 residencias de formación en todo el país, sólo funcionan 80 y con cupos reducidos. Según los ministros, los anestesiólogos suelen negarse a trabajar en relación de dependencia y lo hacen mediante contratos de provisión de servicios: “Ellos fijan las condiciones y, si la provincia no las acepta, se queda sin cobertura de anestesia”, graficó un ministro. Los responsables de la salud en todo el país denuncian la falta de anestesistas en muchas localidades y en servicios críticos como la atención de partos de alto riesgo.
El documento se aprobó, por unanimidad, en la última reunión del Consejo Federal de Salud (Cofesa); lo suscriben los ministros de Salud de todas las provincias del país y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En su texto, los ministros “declaran su preocupación acerca del derecho efectivo al acceso a la salud a causa de la falta de cobertura efectiva y de profesionales especializados en anestesiología, que se vive especialmente en el sistema público de salud a lo largo de todas las jurisdicciones de la Argentina”. Denuncian que “en los últimos años se acentúa una tendencia de posición dominante por parte de las asociaciones de esta especialidad que compromete el derecho a acceder a prestaciones quirúrgicas fundamentales que constituyen una parte esencial del sistema sanitario”.
En ese marco, “los ministros expresan su inquietud frente a las actitudes extorsivas de cualquier expresión corporativa profesional que ponga en riesgo y cuestione el rol social del trabajo en salud, y declaran su firme compromiso de actuar en forma contundente, colectiva y organizada para garantizar el derecho de todas las personas al acceso efectivo a la salud”.
Según puntualizó Mario Rovere, viceministro de Salud de la Nación, “es infrecuente que todos los ministros manifiesten su inquietud sobre un mismo tema, como ha sido en este caso. El Ministerio de Salud recoge esa preocupación y procura fortalecer la posición de los ministros”.
Rovere explicó que “el mercado de trabajo de los anestesistas está en una situación de suboferta programada, una escasez deliberadamente dispuesta por las sociedades de anestesiología”. Un factor clave para esta escasez programada es que “las sociedades de anestesiología regulan el acceso a la condición de especialista, mediante cursos y residencias. El Estado nacional intenta expandir la oferta de formación, pero las sociedades de anestesiología no acompañan”. Concretamente, “la Nación financia las residencias de formación profesional: en este orden, ha transferido a las provincias la capacidad para tener 120 residencias en anestesiología, pero sólo ha sido posible cubrir 80”. Y, dentro de cada una de las residencias que logran abrirse, la respectiva sociedad fija cupo. No es que falten aspirantes: “Las residencias de anestesiología son las que tienen la más alta cantidad de aspirantes en todo el sistema –señaló Rovere–: no faltan vocaciones, sobran. Es cierto que ganan muy, muy bien”.
Los anestesistas se nuclean en sociedades provinciales que a su vez se reúnen en la Federación Argentina de Asociaciones de Anestesia, Analgesia y Reanimación (Aaaar). “La negociación la conduce la sociedad profesional de cada provincia: incluye la actividad asistencial, el trabajo de los instructores de residentes y la fijación de cupos en las residencias: así, se cruza el mecanismo de empleo con el de formación”, y el resultado es la “posición dominante” denunciada por los ministros. Esto se reforzaría porque, “en la mayor parte de las provincias, las sociedades de anestesiología han logrado que estos profesionales no sean ya trabajadores sujetos a las pautas y acuerdos del sistema de salud, sino que hacen, en cada caso, contratos de provisión de servicios. Por eso la situación es otra que las que se plantean con distintos gremios de profesionales”, precisó el viceministro de Salud de la Nación.

“Poder de extorsión”

Según graficó Carlos Ramos, ministro de Salud de Entre Ríos, “la sociedad entera está presa, está en emergencia, en manos de los anestesistas; toda la población del país depende de las decisiones corporativas de estas personas a quienes la sociedad otorgó su título profesional para que brinden salud a la comunidad, pero terminan extorsionando y poniendo vidas en riesgo. Forman grupos cerrados, no permiten que nuevos profesionales se especialicen; si alguien de todos modos logra formarse le bloquean la matrícula; si alguna jurisdicción decide plantear la extrema gravedad de lo que hacen, la declaran ‘lugar inhóspito’ y se niegan a prestar servicios allí”.
“Para fijar sus remuneraciones –continuó Ramos– exigen acuerdos específico con cada uno de ellos, donde se establecen sumas de dinero y condiciones abusivas; si la provincia pretende negociar esas condiciones, el anestesista corta la prestación de servicios y la Aaaar no permite que ningún otro cumpla ese trabajo. Negocian por separado para aprovechar las necesidades de cada jurisdicción, pero se sostienen en el poder de extorsión de la Aaaar a nivel nacional.”
Luis Martínez, ministro de Salud de Santiago del Estero, señaló que “ya en la reunión anterior del Cofesa, que se efectuó en marzo en nuestra provincia, varios ministros planteamos esta situación, especialmente las dificultades que tenemos para cubrir puestos esenciales. Las exigencias que plantean los anestesiólogos se alejan de toda actitud solidaria y de toda consideración por las necesidades de los servicios de salud”.
Página/12 procuró comunicarse con la Federación Argentina de Asociaciones de Anestesia, Analgesia y Reanimación (Aaaar), pero no obtuvo respuesta.

domingo, 7 de junio de 2015

Sobre el Eros y la violencia de género (Por José Pablo Feinmann)

 
Freud, en el más profundo de sus libros, propone que la cultura surge de la represión de los instintos, que esa represión produce un malestar insoluble en las sociedades y que la historia se desarrolla en la modalidad de un antagonismo incesante entre los dos elementos constitutivos de la condición humana: la pulsión de muerte y el Eros. Entregado a un pesimismo que era el de los mejores sujetos de su tiempo (el ensayo es de 1930, sólo tres años antes de la llegada de Hitler a la Cancillería del Reich), termina por confesar el casi imposible triunfo de Eros sobre su enemigo: la pulsión de muerte. La que se establece entre Eros y pulsión de muerte no es una simple relación binaria. Los dos elementos están internamente sobredeterminados. Sin embargo, como tantos otros grandes pensadores, la propuesta es la de la lucha entre el Bien y el Mal. Eros es el Bien. Eros es el amor, la vida, la valoración de los otros. Eros es la lucha contra el sufrimiento y contra la violencia que lo provoca.
Entre los hombres y las mujeres que habitan este cascote que gira alrededor del sol son muchas las relaciones que se establecen dentro del campo del Eros. Eros es la fuerza del amor. El erotismo es el lazo que une a dos sujetos libres, a dos cuerpos sexuados, y hace de ellos una pareja, es decir: una dualidad que forma una unidad en la diferencia. El habitual concepto de pareja expresa eso y algo más: una pareja es la relación de dos seres parejos. El amor es una paridad consentida entre dos sujetos dispares. La pareja, sin embargo, es una ardua construcción. Los seres humanos no son parejos. Y menos los hombres y las mujeres. Pero el Eros impulsa un contrato formidable. El contrato del amor. Yo me entrego al Otro porque lo/la amo. Pero, ¿puedo entregarme por completo al Otro sin perder mi centro, mi identidad? La relación de amor requiere –para ser libre– que los dos sujetos de la paridad se entreguen al Otro sin dejar de ser ellos. Te amo, pero no me pierdo, no me anulo en vos. Te amo, y lo mejor que puede pasarte es que te ame desde mi libertad. Te amo, con mi cuerpo y con todo mi espíritu, que son uno en la pasión. Te amo y ese amor se expresa totalmente en el sexo, cuando el cuerpo vehiculiza toda mi riqueza y me entrego buscando perderme, llegar al éxtasis culminante y hasta perder mi principio individuationis, no ser yo, no tener centro, estallar en ese punto exquisito en que el placer, la muerte y la locura me llevan más allá de mí. Luego habré de retornar. Y te seguiré amando, pero sin perderme en vos.
La relación de pareja raramente es pareja. Siempre uno de los dos ama más al Otro de lo que éste la/lo ama. En el amor, el que menos ama es el que más domina. Hay uno/una que ama hasta perderse en el ser del Otro, del, precisamente, ser amado. El ser amado, el que recibe el amor del que se entrega más, manipula y domina. Ese polo de la pareja, el que se entrega menos, el que mira la relación desde otro lado, es el que la des–equilibra. La pareja sigue, pero se establece una relación de poder. Sobre todo si el que más ama acepta su subordinación, el dominio del Otro, que no necesita dejar de amar para imponer su dominio. Con amar menos le alcanza. La violencia de género surge cuando el hombre advierte que no logra imponer su dominio. Si no logra dominar porque la mujer que lo ama no lo ama totalmente, no se pierde en él, no se anula amándolo, construye un mundo propio, una subjetividad libre, impenetrable a sus preguntas, a sus pesquizas, buscará dominar golpeando.
Aun al costo de repetirnos busquemos precisar estas cuestiones. Bastará recordar que lo que se repite se piensa dos veces. El amor es la libre y apasionada enajenación de la libertad. Es libre porque es el compromiso que establezco con otra conciencia desde una situación sustantiva, lúcida, que nace desde mí y expresa mi autenticidad. Es apasionada porque no es un acto de la razón, o, al menos, no sólo de la razón, sino que exige el compromiso de las pasiones, y el compromiso del cuerpo, que las vehiculiza, expresándolas. En el amor mi libertad se enajena, porque toda relación de amor con otro ser implica una limitación de mi libertad absoluta. No obstante, es desde esa libertad absoluta que he decidido limitar mi conciencia entregándome a otro ser, que también se me entrega, y con el que establezco un juramento, el de amarnos, que nos limita a los dos, pero es también nuestra superación, nuestro ir más allá de nuestra condición solipcista, de nuestra soledad. Amar no es caer, no es enceguecer, no es entregarse a la irracionalidad. Se ama con todo lo que somos. Nuestro amor se construye, se arma, se trabaja con la pasión, la inteligencia, la paciencia y el laborioso, arduo, y deslumbrante conocimiento de la persona amada. Lejos de cegar, el amor es una fuerza de conocimiento. A nadie conoceré mejor que a la persona que amo, y a través de ese amor descubriré acaso las mejores cosas que ignoraba de mí. Y digo mejores porque somos mejores cuando amamos.
El amor es un pacto de dos libertades. Muchos le temen a esto. Creen que el pacto que implica el amor les hará perder la libertad. Pero la libertad está para usarla. Somos libres para, desde nuestra libertad, comprometernos, entregarnos. La más alta forma del compromiso y de la entrega es el amor, donde mi libertad se realiza y se enriquece con la libertad de la conciencia que se me entrega, libremente, para ser más plena junto a mí. No somos uno. Somos y seremos dos. Nuestro pacto está alimentado por la cotidiana renovación del juramento. Nadie se condena a amar ni a ser amado para siempre. Nuestra libertad pone a prueba y fortalece nuestro juramento. Así, el amor es un trabajo cotidiano. Sé que el ser que me ama dejará de hacerlo si dejo de ser el ser de quien se enamoró. Esto no significa que ya no habré de cambiar, sino que hay un pacto esencial que deberá permanecer a través de todos los cambios y aun las sorpresas de la existencia. Cada día seré otro, porque eso me permitirá sorprender, enriquecer al ser amado. Pero, a la vez, cada día seré el mismo porque no habré de traicionar el juramento primero. Hablamos, desde el primer día, un lenguaje que nos expresa a los dos. Ese lenguaje se habla con las palabras, con el cuerpo, con las ideas. Tiene la modalidad de la pasión, de la ternura y hasta de la agresividad. Es único y existe porque lo he creado junto al ser que amo. No es un lenguaje cristalizado, sino un lenguaje que incorpora –cada día– palabras nuevas. Cuando ya no existan las palabras nuevas, cuando el juramento esencial se realice por medio de las viejas palabras, infinitamente repetidas, el juramento será una áspera cosa y no una vivencia lúdica y palpitante. Ahí, el amor habrá muerto. Y cada uno se recluirá en la libertad triste, inútil, estéril, de los solitarios. El trabajo del amor, del amor entendido como creación constante, es sofocar esa posibilidad, impedirla por medio de la razón, de la pasión, de la inteligencia y la libertad.
Que nadie confunda agresividad con violencia. Los amantes pueden agredirse como se agreden los animales al entregarse al acto de la procreación. Los animales no aman. El amor es el acto espiritual más hondo al que pueda acceder el sujeto humano. Los animales sufren como nosotros (de aquí que la violencia contra ellos sea también parte del Mal), pero carecen de la dimensión espiritual del sujeto humano. Esta dimensión espiritual no hace superiores a los seres que llamamos humanos, pues es por ella que amamos y es también por ella que sometemos a los otros al sufrimiento, a la tortura. Los animales no torturan. Que nadie llame “bestia” a un torturador. Repetimos esta propuesta: las “bestias” no torturan. Torturar es parte de la condición humana. Así, también lo es la violencia de género. La violencia machista. El machista se aterroriza ante la libertad del Otro, de ese Otro incognoscible, para él, que es la mujer. Hay un título de una vieja película: el hombre que entendía a las mujeres. Al ser postulada como un sujeto secreto, ajeno a las posibilidades del conocimiento, la mujer se le vuelve sospechosa al hombre que castiga. ¿Quién es ella? ¿En qué recóndito, clandestino lugar, se le escamotea? Aquí nacen los celos. Los celos se basan en la incapacidad de dominar completamente a la mujer, en la imposibilidad de saber de ella todo lo que ella sabe. Si no nos engaña ahora, sin duda nos ha engañado antes. ¿O acaso conocemos su pasado? Sólo lo que ella nos ha dicho. ¿Qué aventura pasajera, que acto gratuito nos oculta? Cierta vez, una amiga me dijo: “Las mujeres no tenemos pasado, tenemos prontuario”.
El agresor machista siempre se escuda en una frase que traslada la responsabilidad a la víctima: “Ellas son las que provocan”. Aquí habrá que reflexionar sobre la relación moda-mujeres-violencia de género. Los capitostes de la moda –los que dictan las leyes de cada temporada, ya que cada temporada la moda cambia para que el consumo aumente– deberán responder por qué durante, al menos, los últimos treinta años, el arte de la moda se convirtió en el arte de desnudar a las mujeres. Los “desfiles de modas” sugieren e imponen ya las transparencias, cuando no el desnudo. Fabulosas mujeres desfilan por una pasarela imposible de abordar y hasta dolorosa de contemplar. Ver la imposibilidad genera ira. Es la codicia irresponsable de un capitalismo también irresponsable de las consecuencias que provoca. Esto habrá que verlo mejor. También la relación entre el cine, la televisión y la violencia machista. Rita Hayworth se hizo célebre cuando Glenn Ford le dio una enorme cachetada que sacudió su cabellera pelirroja en Gilda. Richard Widmark se ganó el estrellato en su debut por tirar a una mujer paralítica por una larga, interminable escalera de un edificio de los años cuarenta.
Por ahora bastará con insistir en esto: el castigador machista busca eliminar la libertad de la mujer. Pero las mujeres, las lúcidas y corajudas mujeres que lo hacen, buscan ser cada vez más libres.
Posdata: En la plaza se levantó una pancarta que decía: “No quiero ser la mujer de tu vida. Ya soy la mujer de la mía”. Aunque no quieras ser la mujer de mi vida, igual lo serás. Porque no es una decisión tuya, es mía. Con mi amor, con mi deseo, con mi libertad, te elegí como la mujer de mi vida. Si querés ser sólo la de la tuya, todo bien, pero cuidado: la libertad absoluta es la soledad, el encierro en uno mismo. Podés ser la mujer de mi vida aunque no me ames. Sugerencia: Bajen, compañeras, esa pancarta. Es machista. Ningún macho busca una mujer de su vida. El mundo machista es un mundo de hombres.