miércoles, 17 de noviembre de 2010

Teoria NAIRU

“La crisis global ha revelado que la destacada performance macroeconómica de USA y del UK desde 1995 hasta el 2006 era simplemente una fachada. Detrás, se iba acumulando una montaña de créditos sin garantías y deudas hipotecarias. Todos conocemos la forma en la que colapsó la montaña.”

“Los economistas del mainstream no previeron en ninguna manera la crisis, exponiendo el fracaso de la ortodoxia de una era completa de pensamiento, enseñanza, prácticas y asesoramiento económico. Como escribió Willem Buiter –Economista en Jefe del Citygroup – en el Financial Times: El entrenamiento típico en macroeconomía y economía monetaria que se viene recibiendo en las universidades Anglo Americanas durante los últimos 30 años, probablemente nos ha retrasado décadas en la comprensión e investigación de políticas económicas y conductas macroecónomicas agregadas. Fue un costoso desperdicio de recursos privados y sociales.”

“Creemos que la teoría de la NAIRU (teoría de tasa de desempleo que no acelera la inflación), el corazón de los estudios de macroeconomía y economía monetaria del mainstream, tiene gran responsabilidad en la creación de la crisis.”

“La NAIRU es la tasa de desempleo de equilibrio (los autores del paper la encuentran similar a la teoría del ejército de reserva de desocupados de Carl Marx). Este desempleo de equilibrio es el resultado del conflicto distributivo entre trabajadores y empresas. Los trabajadores negocian salarios diseñados para proveerles un cierto standard de vida, mientras que las empresas establecen precios para tener beneficios por sobre los costos laborales. Esta puja se refleja en las variaciones del desempleo. Si los trabajadores demandan aumentos “excesivos”, el equilibrio de desempleo aumentará, forzando a los trabajadores a reducir sus pretensiones. La política macro clave de la NAIRU implica que ni los gobiernos ni los bancos centrales deben impulsar el empleo pleno, porque los esfuerzos por empujar la tasa de desempleo permanentemente por debajo del umbral crítico (la NAIRU) fracasarán, generando solamente inflación (y no crecimiento). Las políticas monetarias y fiscales no son efectivas en tanto el desempleo es considerado estructural o “voluntario”. La clave de la política de empleo de la doctrina NAIRU es desregular los mercados laborales, desmantelar los estados de bienestar y debilitar la capacidad de negociación de los sindicatos, con el objeto de reducir salarios reales y aumentar la rentabilidad de las empresas. De acuerdo a la doctrina, esto llevaría a un aumento de las inversiones, a una disminución del desempleo (especialmente de la mano de obra sin calificar) y en general a un mejor desempeño de la economía macro. Sostiene que existe un intercambio entre crecimiento e igualdad. En otras palabras, que el precio a pagar por mayor empleo son salarios bajos.”

¿ Y qué tiene que ver la NAIRU con la crisis global actual?

“Como argumenta Gabriel Palma (2009), el proceso de profundización financiera de US (y el global) se relaciona con el enorme y sostenido aumento de la desigualdad desde 1980. La economía de la doctrina NAIRU ha creado mercados laborales desregulados y ha desmantelado los estados de bienestar, lo que ha determinado un muy marcado aumento de la desigualdad, especialmente en US, al mismo tiempo que la ha legitimado como el subproducto inevitable de una economía competitiva global. Estas enormes desigualdades, a su vez, han desestabilizado el sistema, dejándolo vulnerable a la inestabilidad financiera.”

Los autores del paper sostienen que el aumento de la desigualdad es la base de la actual crisis financiera global.

“Los salarios, por ejemplo, no son solamente costos para una empresa (como asume el modelo NAIRU), sino que salarios más altos resultan en beneficios macro en términos de mayor demanda y crecimiento productivo. Salario altos significan más consumo, más demanda, mayor utilización de la capacidad de las empresas y por lo tanto, mayores ganancias. La acumulación de capital, a su vez, aumentará en respuesta al crecimiento de demanda y de ganancias, resultando en mayor productividad.

Salarios altos y regulaciones al mercado laboral (que ofrezca fuerte protección legal a los trabajadores y les otorgue mayor poder de decisión sobre sus empleos y las empresas) comprometerá a los trabajadores a ser más productivos. Salarios altos y leyes pro-trabajadores también motivarán a las empresas a invertir en progreso tecnológico, aumentando la productividad.

Para terminar, el enfoque NAIRU descarta toda posibilidad de crecimiento igualitario. Por lo tanto, el primer paso hacia un cambio progresivo es expandir el espacio académico y la visibilidad pública de enfoques macroeconómicos alternativos que se ocupen de los problemas económicos profundos que presenta nuestro tiempo.”

Justamente lo que resisten las grandes corporaciones en nuestro país, y una de las razones más poderosas por las que se oponen a una ley de medios que permita la visibilidad de otro relato.

domingo, 7 de noviembre de 2010

La transformación del número en fuerza (José Pablo Feinmann)

1
La sorpresa fue para todos: para los peronistas nacional-populares y para los enemigos del proyecto que esa fuerza impulsa desde 2003 y ha acentuado desde 2008. ¿De dónde salió tanta gente? ¿De dónde salieron todos esos cristinistas? Me suena lindo esto: cristinistas tiene un aire de nuevo, tiene un perfume de mujer exquisito, un feminismo que se asume con fuerza ante los hombres, ante los viejos machos hoy en alevosa retirada y, a la vez, los acepta, porque la mujer que da origen al neologismo es mina, es linda, es independiente y lo fue al lado de un hombre, que se sintió orgulloso justamente por eso: porque tenía a su lado a una mujer inteligente y brillante, que no sólo se le ponía de igual a igual sino que lo exigía, que le pedía todo el tiempo que fuera más y que lo fuera con ella, que le impidiera dejarlo atrás, porque lo amaba y quería seguir adelante con él, por eso cristinismo suena mejor que peronismo y hasta que kirchnerismo, porque suena a independencia, a germinación, a dar a luz ideas, proyectos, osadías, porque las minas no sólo dan a luz hijos de los tipos a los que supuestamente pertenecen (¿hasta cuándo ese “de” infamante para las mujeres, una mujer no es de nadie, es libre, es ella, tiene su nombre y su apellido, hasta cuándo ese “de” burgués del siglo XIX que adosa a las mujeres a los hombres en tanto propiedad privada?; probablemente Cristina conserve el “de Kirchner” para recordarlo, pero es una cuestión política, ella es ella y ahora no tiene otro remedio más que ése: ser lo que siempre fue junto al hombre que eligió: ella, pero ahora sola, con el recuerdo, la memoria y hasta las ideas compartidas y los buenos consejos de él, pero sola), sino que dan a luz sorpresas luminosas que pueden sorprendernos todos los días y mantenernos despiertos, alertas, con los músculos, los nervios y las neuronas tenso/as (¡ese machismo del lenguaje que toma el régimen del masculino para los adjetivos, cuánto hay que cambiar en este perro mundo!). No me volví feminista. Admiro simplemente a las mujeres. Primero: porque son bellas. Segundo: porque hace treinta años que estoy al lado de una compañera bárbara, sin la cual no sería lo que soy ni la mitad de lo que soy, sea lo que mierda sea, porque, en verdad, quién puede saber lo que es si apenas es algo ya es otra cosa, que es la esencia de la libertad, al menos de los que la ejercen y no se anquilosan como idiotas hijos de la TV o de los medios que buscan hacer basura con la gente. (Sugerencia de cambio para la revista Gente: Gente Idiota. Porque Gente es fresca... y pelotuda.)

2
El problema central para el cristinismo es ahora transformar en fuerza militante a la inmensa cantidad de personas que desfilaron ante el féretro de Kirchner. Que nadie crea que alcanzará con haberse dado una vuelta por la Rosada (aunque, lo sé, fue más que eso, pero me interesa ahora marcar otra cosa) para fortalecer el gobierno de Cristina Fernández. Que no lo crean tampoco los líderes que rodean a la Presidenta. Una situación emocional: hombre que muere joven, que llena de culpas a todos los que lo atacaron, a los que cacerolearon contra él en el 2008 (¿cuántos de éstos habrán ido a lavar esa culpa?), a los tacheros que durante todos estos años si abrieron la boca (¡y cómo la abren!, cómo habla el tachero argentino lo quiera o no el pasajero, parecieran militantes de una causa de hierro en la que creen a muerte: odiar a Néstor y Cristina Kirchner) fue para putearlos, hasta a los jóvenes de familias acomodadas que repitieron las palabras de sus padres, que convoca a adherentes emocionales momentáneos, que han ido porque les impresiona la muerte de un tipo joven, a jóvenes, a chicos y chicas, que ahora descubren lo “copado que era el Flaco”, a formidables tenores que te cantan un Ave María que te parte el corazón pero que termina el Ave María y se va y Cristina necesita que siga cantando, cantando al lado de ella, porque la música tiene que seguir, y no sólo el Ave María sino otras músicas, menos tiernas, menos dulces, más agresivas, a la altura de los Himnos de Guerra que día a día los medios entonan desde sus miles de voces bancadas por empresas poderosas, monopolios formados con capitales nacionales e internacionales, con diarios de inmediata e ininterrumpida relación con la Embajada de los Estados Unidos y, a través de ésta, inevitablemente, con la CIA y el FBI, a los que este Gobierno no les gusta nada. ¡Qué enemigos, caramba! ¡Qué fuerza habrá que nuclear!

3
De aquí la propuesta. A no entusiasmarse demasiado con los números. Con las encuestas. Las encuestas no salen a la calle. Los que salieron a la calle a despedir a Kirchner deberán saber que ese compromiso, que esa muestra de amor, deberá prolongarse en política, en militancia. En dolor ante la muerte, si se agota en sí mismo, permanece en el lugar de donde surgió: en la muerte. Hay que transformar ese dolor en militancia. Si Kirchner se definió a sí mismo como un heredero (no violento, como tantos y tantos y tantos) de la militancia juvenil de los setenta, hay que dar forma (con las decenas de miles de jóvenes que seguirán a Cristina a lo largo y lo ancho del país) a una nueva juventud. Que será peronista, o kirchnerista o cristinista. Pero esos jóvenes deberán saber ya (y ya lo saben) que la militancia será territorial y no armada. Se diferenciarán en esto, tajantemente, de los jóvenes de los ’70. Si quieren admirar al Che como símbolo de la rebelión, perfecto. Si lo toman como el héroe y el mártir de la lucha armada y el foco (teoría que le dio un francesito de esos años: Regis Debray y que Guevara perfeccionó y llevó a la práctica, una práctica desastrosa en la que sin duda tuvo la dignidad impecable de morir, de poner su cuerpo al lado de sus ideas, penosamente equivocadas, de aquí que ese cuerpo terminara acribillado por un pobre y asustado soldadito boliviano) el camino será otra vez el del desastre. Si insistimos tanto en la militancia territorial y no en la violencia, es porque la violencia fue un mal camino. Llevó a la muerte a una generación de jóvenes en toda América latina. Pero la militancia territorial ha vuelto a ponerse sobre la mesa de la mejor política. Que ya no se hace a través de los medios. Al ver a esos millones de argentinos (peronistas y no peronistas) desfilar junto a Néstor y abrazar a Cristina con un abrazo-promesa (no te vamos a abandonar) muchos empleados periodísticos de las grandes empresas multinacionales de la comunicación se habrán sentido no sólo defraudados, azorados también. ¿Cómo, y todo el trabajo que hicimos? ¿Y todo lo que le hemos dicho a esta gente durante años? Parece, señores, que no sirvió. Que hay otros canales por donde ahora se filtra la verdad, que la verdad, parece, no la construyen ustedes. Que los sujetos son todavía capaces de un acto libre. Porque fue un ejercicio poderoso de la praxis libre del sujeto haber ido a despedir a Néstor Kirchner. Los sujetos no están sujetados. La rebelión no es inexplicable. Ejercer la libertad fue decirle no a la política omnipresente comunicacional, y salir a la calle, inundar la territorialidad. En el conflicto de la 125 los ínfimos movileros que los medios arrojaban a la calle (conscientes de las órdenes que tenían) preguntaban a los militantes kirchneristas: “¿Viniste por el choripán? ¿En qué medio te trajeron?” Y a los conchetos del otro lado: “¿Nos podría explicar la causa por la que vino hasta aquí?” Del lado concheto, la causa. Del lado de “la negrada peronista”: el choripán o el camión de algún sindicato. De un lado, la libertad de elección. Del otro, la manipulación del aparatismo. ¿Fueron esos movileros a preguntarle a alguno de los que estaban haciendo interminables colas para despedir a un líder popular quién los había traído, si habían venido por el choripán? Sería interesante haberlo intentado. Pero los medios se cuidaron. Se pasmaron. Se sorprendieron hasta el dolor. No todos. Hubo, para mí, una excepción valiosa. Ya llegaré a ese punto.

4
Que la militancia territorial haya ganado otra vez el protagonismo significa que lo más genuino del peronismo (del peronismo del ’45 y el de los ’70) ha regresado. La política territorial exige del militante más que la política mediática. La mediática no le pide nada. Porque los militantes no van a los medios. Van los jetones. Los dirigentes. Y los intelectuales de nombre, los “referentes”. La única posibilidad que tiene el militante es esta hermosa posibilidad que está de nuevo entre nosotros y a la que le damos una bienvenida esperanzada: la territorial. Se gana la calle. Hay que ganar la calle. La política se hace ahora saliendo de casa. Basta de estar eternamente mirando la tele o boludizándose con Internet. El número fue poderoso durante estas jornadas. Pero hay una consigna de John William Cooke que hay que recordar ahora más que nunca: la transformación del número en fuerza. Y ya lo ven: lo nombré a Cooke. ¿Setentismo? No creo: Cooke fue desde jovencito diputado peronista. Además, ¿a quién quieren que cite: a Ivanisevich, a Mendé? (No los conocen. ¡Mejor! Ni los busquen en Internet. Basta de buscar en Internet, por favor. Busquensé un poco a sí mismos. Van a encontrar mayores tesoros. Verdades y no informaciones. Verdades, además, acerca de ustedes. ¿Cuántos encontraron súbitamente su verdad saliendo a la calle el miércoles?) El número ya cumplió su tarea. Los que lloraron a Kirchner y fueron a dar apoyo a su viuda fueron innumerables. Tantos como los que pidieron la renuncia de Cobos. Que no se lo pueda echar porque se aferra a una ley que lo sostiene es una vergüenza moral e institucional. Moral, porque es un mentiroso y un hipócrita. ¡Declaró que Kirchner había sido un gran presidente! Institucional, porque todos saben que ese hombre no está ahí para cumplir con el cargo que ocupa: ser un orgánico de la Presidenta. Un Presidente y un Vice forman una entidad institucional orgánica, que funciona complementándose. ¿Cómo puede ser que este señor sea el jefe de la oposición, que funcione como el cuchillo que pende sobre la cabeza de la Presidenta, que a Kirchner hayan tenido que velarlo en la Casa Rosada y no en el Senado como se veló a la mayoría de los presidentes porque este Senado lo preside un enemigo?

5
La transformación del número en fuerza es la consigna de la hora. ¿Cómo se consigue? Tiene que penetrar en el sujeto libre la necesidad de expresar esa libertad a través de la praxis política. Tiene que surgir la pasión de compartir una causa. De participar de la historia. De sacar el culo de la silla que tenés frente a Internet o frente al televisor. De salir de la soledad a la que el universo mediático te condena. Si te gusta el twitter, seguí. Pero no es lo mismo twittear que mirarle la cara a un compañero. Que verle los ojos. Olerlo. Tocarlo. Abrazarlo, ya en la desdicha o el triunfo. No es lo mismo querer hacer la historia que mirar cómo otros la hacen. No es lo mismo ser protagonista que ser pasivo, inerte, poco o nada.

Addenda: Ya no leo los diarios de la derecha. Si hay algo que vale la pena, alguien siempre me lo dice. Esta vez me dijeron: “Leé la nota que Beatriz Sarlo publicó el jueves 28 en La Nación”. La leí. Dice: “Pensé también en los que formaron el lado intelectual del conglomerado que armó Kirchner. Con ellos he discutido mucho en estos años. Sin embargo, me resulta sencillo ponerme en su lugar. Muchos vienen de una larga militancia en el peronismo de izquierda; vivieron la humillación del menemismo, que fue para ellos una derrota y una gigantesca anomalía, una enfermedad del movimiento popular. Cuando los mayores de este contingente representativo ya pensaban que en sus vidas no habría un renacimiento de la política, Kirchner les abrió el escenario donde creyeron encontrar, nuevamente, los viejos ideales. Pensé que se engañaban, pero eso no borronea la imaginación de su dolor”. Hace muchos años que conozco a Beatriz. Sinceramente creí que el odio había extraviado su inteligencia durante los últimos tiempos. Y lo lamenté, sinceramente también. Esta nota que ha publicado, no sólo por estar al lado de la de un obsesivo y un tipo que me importa lo que pueda importarme un plumero, es de una nobleza excepcional. Si tu mano es una mano tendida, Beatriz, contá con la mía para estrecharla.


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miércoles, 3 de noviembre de 2010

¿Es débil Cristina?

Nota tras la muerte de Kirchner

Denuncian que diario "Río Negro" censuró a su propio accionista

02-11-10 / Había contestado a un artículo crítico publicado por una editorialista.

Ante la muerte del ex presidente Néstor Kirchner, una editorialista del diario, Alicia Miller, publicó una nota en la que se preguntaba: “¿Es débil Cristina?”. Días después de esa publicación se conoció la copia de una carta firmada por el licenciado Alberto Laría Rajneri en la cual, como lector y accionista del diario, hace una crítica a la nota de Miller. Pero resulta que la nota de Rajneri fue publicada y después levantada, como se puede comprobar fácilmente si uno entra al sitio http://www1.rionegro.com.ar/blogs/hijasdeeva/sin-categoria/carta-abierta-a-alicia-miller. Allí da error, pero como quedó copia en el caché se puede acceder a la nota si uno pone en la dirección la copia del caché. Para salvar ese acto de censura Buenos Aires Económico refleja en esta misma página las dos opiniones.

¿Es débil Cristina? – Por Alicia Miller

La política en el país sufrirá, sin duda, una conmoción a raíz de la muerte de Néstor Kirchner. Sobre todo, por su doble condición de ex presidente con fuerte incidencia política como titular del partido gobernante y, a la vez, marido y mentor personal de la actual jefa de Estado.

Si bien el carácter aguerrido de la Presidenta la aleja del tradicional estereotipo de la mujer dependiente de la opinión o la aprobación del varón, los desafíos a los que estará sometida también difieren sustancialmente de los propios de una familia convencional.

De cualquier manera, es lógico suponer que viuda, shockeada emocionalmente por la pérdida de su compañero personal y político durante treinta años y en el centro de presiones, la estabilidad emocional de Cristina Fernández de Kirchner será expuesta a dura prueba. Y que esto se reflejará en el aspecto político.

En el plano público e institucional, la pareja integrada por Néstor Kirchner y Cristina Fernández actuó como un bloque sólido. Aun considerando ciertos matices de estilos, nunca trascendieron diferencias sustanciales entre las posiciones políticas de ambos. Y los colaboradores y funcionarios de su entorno siempre supieron que, para lograr consenso para una decisión de ella, siempre se hizo necesaria la anuencia de él. Con frecuencia, la premisa también fue válida en un sentido opuesto.

En principio, el fallecimiento de Néstor provoca un súbito cambio de perspectiva en las opciones de sucesión presidencial: Ya no será “pingüino o pingüina”. Ahora, cualquier alternativa a la eventual candidatura reeleccionista de Cristina provendrá de fuera de la pareja que hasta ayer concentró el poder. Y esto envalentonará tanto al entorno aliado –que cerrará el cerco de presiones sobre la Presidenta– como a los adversarios justicialistas. El peronismo, está dicho, tiene una fuerte pulsión hacia avanzar sobre aquellos dirigentes de ese sector a los que adivina o supone débiles.

¿Es Cristina débil? O, en todo caso, ¿puede serlo sin Néstor?

En principio, conviene señalar que un discurso encendido puede en ocasiones reflejar inseguridad, en lugar de convicción.

En los meses previos a su consagración como presidenta de la Nación, Cristina Fernández enfrentó ante la opinión pública las versiones referidas a que padece enfermedad bipolar, una afección del plano emocional que genera una alteración de la capacidad para controlar el efecto de factores externos y que lleva a quien la padece a oscilar entre cuadros de nerviosismo extremo y bajones de depresión y desasosiego.

Pero si el diagnóstico fue certero, no se manifestó con asiduidad durante la gestión. El único episodio que dejó dudas fue la presunta lipotimia que frustró su viaje a Cuba y la tuvo durante una semana alejada de la actividad pública.

En rigor, más que oscilaciones, Cristina ha tenido una persistente tendencia al enojo y la crispación, que se ha puesto de manifiesto en frecuentes intervenciones en actos o mensajes por cadena nacional.

Por ello, es la rigidez de la Presidenta, su escasa disposición al diálogo y la negociación –que en ocasiones neutralizaba el perfil más político de Néstor– lo que podría en el futuro dificultar no sólo la resolución de problemas de Estado sino también la construcción de un nuevo esquema de relaciones en su entorno. Porque los aliados más cercanos de su esposo deberán construir con ella redes de confianza si aspiran a mantener influencia en decisiones de sus áreas específicas.

Tal vez la metáfora de la mesa sirva para graficar el cambio que se registrará. Hasta ahora, y más allá de la insoluble controversia sobre quién era el inspirador de las opiniones de ambos, la conducción ejercida por los Kirchner representaba un poder plano apoyado sobre cuatro patas.

Hoy sólo tiene la mitad. El tiempo dirá si logra estabilizarse por la vía de consolidar una mirada unívoca o apelando a integrar equipos o consejos, que hasta ahora ocuparon un rol más que secundario.

Carta abierta a Alicia Miller – Por Lic. Alberto Laría Rajneri

Acabo de leer tu nota. ¿Es débil Cristina? (RN. 28 oct.). Me indignó. Y no lo puedo dejar pasar como lector y como accionista de Río Negro. Hoy, que es un día de mucho dolor para mí y millones de argentinos. A este sentimiento no podés capturarlo y es lógico que así sea. El microclima de gueto mediático en el que vivís no te permite abrir una ventana a la vida de una realidad más rica y generosa.

No hacía falta la pregunta. Sólo es un señuelo para un plan prefijado. La denigración del Gobierno y su Presidenta. Es el formato Río Negro. Es sabido: “Los mercaderes ceban a la fuerza a sus cochinillos”. Sólo te guía una razón de Obediencia Debida. La servidumbre a un sueldo hace estragos en la conciencia y en la posibilidad de voluntad autónoma. También hacerle el sueldo a una hija en la redacción, es motivo suficiente de agradecimiento. Lo más arduo es justificarse luego, como poseedora de alguna ética del periodista.

Hoy, en tu palabra escrita, quedará el testimonio que no están dispuestos a esperar a que enterremos a nuestro muerto. Están ávidos. Y son filosos los cuchillos mediáticos. Puesto entre los dientes, ya parten como comandos feroces para merodear al gobierno de Cristina. Es la esperanza oscura de la derecha más afectada por un gobierno que vino a restituir la dignidad de los postergados y la dignidad del país. Es la lucha por el poder político en nuestra sociedad y ya sabemos la divisa que en el combate elegís.

Lo que sí es más curioso que siendo una mujer te sumás a la denigración de otra mujer. Esta sí inteligente, militante forjada y comprobada capacidad para llevar adelante la tarea de gobierno. Te afincás en la vacuidad de un pseudoacademicismo. Pero mostrás ahí, una vez más, ignorancia. El recurso a la psicologización es agraviante y constituye una insolente liviandad e impostura. El discurso encendido es “debilidad”. ¡Qué solemnidad para el desatino! ¿Y qué es bipolar? Acaso estás exenta del dolor, la tristeza o las alegrías que nos depara el misterio del destino de nuestras vidas? Sólo las certezas de la entomología psiquiátrica en un duro positivismo, quiere aprehender en conceptos lo inefable de lo humano.

Pero grave no es el error, sino la intención. Fomentar la perplejidad para construir de la persona de Cristina el personaje de la mujer inválida. Marcada. Descendida en la escala zoológica. La hembra sin el macho carece de vida y poder. Sos una mujer y profesás la misoginia. Pero también siendo mujer te enancás en las voluptuosidades de la falocracia. El de un gozo imperfecto por el poder-fálico que sólo se instituye en tu imaginario. No sos por lo que creés que valés. Tu voluntarismo es apenas una sombra vicaria de un otro poder circunstancial y que te es, por supuesto, bien ajeno.
La metáfora de las patas de la mesa: una alegoría escolar de la falta insustituible.

Es verdad, Néstor no estaba hecho de la pasta de los que se reemplazan. Tampoco Perón ni Evita. Pero tu implacable guillotina no acierta en el valor simbólico de los grandes muertos. Hay muertos que viven y perduran. Son los excepcionales. Los que empujan a la historia. Lo que abunda, en cambio, son los de tus filas. Los vivos que están muertos. Desesperados, porque no tienen nada para esperar. Sepultados, bajo el talud de anacrónicas convicciones.

A Cristina le irá en falta el insustituible amor del compañero. Pero en lo político hay un pueblo movilizado que la sostiene. Una legitimidad irreductible y la sagrada institucionalidad, tantas veces predicada por Río Negro y apuñalada como nadie.

Volvamos a la pregunta: ¿Es Cristina débil? Lo que hay seguro, es una certeza. El legado de Néstor y la muchedumbre infinita que acompaña a Cristina por estas horas sabe como nadie que en esto se les va la vida misma. Es conmovedor y produce un hondo estremecimiento. Sólo hace falta prestar el oído. Al murmullo incesante. Al cántico fervoroso. Al llanto acongojado. Si nada te dicen los jóvenes impetuosos que abrazan las históricas banderas de lucha; si ese aroma no te impregna y la emoción no te alcanza, es sólo ahí, entonces, donde la pregunta sin sentido se alza.

Y ahí está el alma y la fuerza de los pueblos. En la mistérica comunión con sus líderes encuentran toda su potencia. Pero nada está a la mano del funcionario y a su fastidiosa tendencia a reiterarse en la idea que se tiene de la realidad, a la realidad misma. Hay una sensibilidad para acoger el fenómeno maravilloso que es la gesta colectiva de los pueblos, que te es ajeno. Habrá antes, para comprender algo, que desgarrar el velo tedioso de tu corazón de hojalata.

Gral. Roca, 28 de octubre 2010



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