martes, 1 de diciembre de 2009

SEFEPA un final anunciado

El gobierno de Miguel Saiz no demostró en estos años tener intenciones de preservar y mejorar el servicio ferroviario en Río Negro.
Uno de los hechos más elocuentes, que se suma a la falta de mantenimiento e inversión en el material rodante y en la infraestructura de vías, es que el presidente de la firma Yamil Direne, a pesar de haber sido elegido intendente de Valcheta por la gente de su pueblo y haber asumido en la comuna en diciembre, fue ratificado por el gobernador en la titularidad de la firma provincial.
Un ejemplo de que, por un lado, no se valora a la comunidad de Valcheta, otorgándole a su máxima autoridad, responsabilidades amplias que le restarán dedicación a su tarea específica. Mientras Tren Patagónico ni siquiera cuenta con un presidente full time que se ocupe de todas y cada una de las problemáticas -cada vez más graves- que la firma atraviesa.Esto se suma al intento por parte de las autoridades de minimizar las fallas técnicas y operativas que desde hace años denuncian antiguos trabajadores del ferrocarril que notan la degradación de un servicio que ha llegado a poner en riesgo vidas de pasajeros y del mismo personal.
Tiempo atrás el propio Fattori reconoció el incumplimiento de varios aspectos del RITO -Reglamento Interno Técnico Operativo, recordado libro verde que era considerado una norma taxativa para los empleados y autoridades ferroviarias hasta el cierre de los ramales en épocas del menemismo-.Horacio Massaccesi usó a Sefepa como parte de su campaña a la presidencia.
Pero no hubo recursos, ideas ni intenciones de darle al ferrocarril rionegrino un sustento que lo consolide como medio de comunicación y transporte clave para el desarrollo regional. No se avanzó en proyectos como la conexión con el Puerto SAE ni se mejoraron rieles.
Sólo se crearon pequeños o grandes negocios paralelos, como el cine, el convenio con Alpat y otras concesiones menores. Pero hasta ahora nunca hubo una política seria para mantener y hacer crecer el Tren Patagónico.
Ahora se aduce desfinanciamiento por falta de aportes del gobierno nacional. Pero mientras hubo superávit en Río Negro, el dinero no se usó para mejorar los servicios. Es así que ahora Tren Patagónico ingresa en el tramo final de su itinerario.

El Tren Patagónico empieza a experimentar su anunciado final, al menos en cuanto a su función como atractivo turístico. Tras reiterados papelones, incumplimientos y desaciertos sus máximas autoridades decidieron convocar a un comité de crisis para que analice seriamente ponerle fin al servicio con características turísticas y priorizar la comunicación de los habitantes de la Línea Sur con los centros más poblados.

El punto de inflexión fue el nuevo atraso que sufrió la formación de pasajeros que se dirigía desde Viedma a Bariloche, que en su recorrido de ayer permaneció en San Antonio Oeste hasta pasadas las 14, cuando debería haber partido de esa ciudad poco después de la medianoche."Fueron una sucesión de inconvenientes que se iniciaron el día anterior y que determinaron un nuevo atraso", explicó Néstor Fattori, el gerente de la firma.
El funcionario debió reconocer que la situación es grave y que la semana próxima se llamará a una comisión que estudie la emergencia y busque alternativas para terminar con este proceso.

"Vamos a garantizar la comunicación de los habitantes de la Línea Sur, priorizando la función social del tren. También se continuará la provisión de piedra caliza a Alpat, pero dudamos en que se pueda continuar con el rol turístico que se le había pretendido dar", indicó Fattori, claramente molesto por la reiteración de estos hechos que demuestran la precariedad del servicio.
Esta vez, los inconvenientes comenzaron el jueves por la noche cuando el tren llegó a esta ciudad desde Viedma y se produjo un considerable atraso que se extendió hasta las 4 provocando la bronca de los pasajeros.
"La máquina que tenía que sumarse en San Antonio se demoró por un inconveniente eléctrico", explicó entonces. Pero al día siguiente, cuando "el Arrayán" -servicio supuestamente expreso y de alta categoría del Tren Patagónico- llegó a esa ciudad lo hizo con unas diez horas de atraso.
"La bronca de los pasajeros es entendible. Ahora hubo una sucesión de problemas, que se desencadenaron el día anterior, se atrasó la reparación de un locomotora y se demoró la partida", intentó explicar Fattori. Y luego, como extraño justificativo agregó: "Bueno, en Ezeiza Aerolíneas dejó varados a cientos de pasajeros, a todos no pasa".
Pero al tren le ocurre con inusitada frecuencia. Es más, en los últimos meses se han dado casi semanalmente los problemas que incluyeron desperfectos, un incendio, permanentes demoras y hasta descarrilamientos que generaron las lógicas críticas de los usuarios.

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