No, la verdad que hoy no hice mucho, si me preguntan seguro la hago corta y fácil, respondo: hoy no hice nada. Un carajo. Bueno dormí la siesta un rato y después como pude arrancar el auto llevé al pendex a lo de los abuelos, que viven en La Boca a unas cuadras de la playa.
Puedo decir también que eso fue todo lo que hice, aunque no es tan simple que arranque si no lo hace con el primer golpe de llave, con el segundo intento ya la batería no mueve el burro. Hay que esperar una hora para que se recupere y se pueda intentar de nuevo. Pero yo para eso cargo paciencia y casi siempre lo hago de una, a pesar de que ahora también tengo la llave quebrada -la mitad se me quedó adentro del tambor del arranque-, pero si la acomodo despacio y prolijita haciendo fuerza como si no estuviera rota, el contacto agarra, mueve, y pongo el cachirulo en marcha.
El pibe va atrás, siempre viaja en el asiento trasero, en esto no me ablandan las llorisqueadas. No lo llevo adelante por miedo a las frenadas, a este bicho le tengo que bombear tres veces el pedal y en la cuarta mandarlo hasta el fondo y ahí sí frena, pero a veces se clava, y ese es el miedo mío, de que el pibe viaje adelante y se coma el parabrisas con la frente.
Los abuelos lo están esperando y la madre me pidió si no lo llevaba, si arranca le dije, voy.
Acomodé el codo en la puerta con la ventanilla abierta, el vidrio está bajo y no sube, se me rompió la manijita para subirlo y bajarlo hace como seis meses, -está metido adentro de la puerta-, la voy a tener que desarmar un día de estos y sacarlo. El pendex en su asiento va apoyando la boca abierta y la lengua en el vidrio, ese si sube aunque está reduro para bajarlo, falta de grasa debe ser.
Por que no lo subís Tío me dice, entra viento. Mucho calor le digo, en realidad le miento.
-Mirá los veinticuatro y le señalo el grupo de matungos que están pastando.
-Son todos míos dice.
-Los tenés flacos a los pobres bichos, lo jodo. No me contesta, no lo veo por que viene en el asiento justo atrás mío.Aprovecho que voy despacio y saco la botella que tengo debajo de las piernas, descorcho y le pego un traguito. Ya la traigo empezada.
-Está bueno le digo, ¿no queres un trago?
-No, me dice, los chicos no toman vino.
-¿Y los caballos? le pregunto, me pone un dedito en la cabeza y me dice si estoy loco, que comen pasto.
-Nada más que pasto, pobres por eso están flacos.
-No, pasto y pescado comen los caballos.
-¿Pescado? y de donde sacan pescados.
-Yo a mis caballos les presto la caña para que pesquen me dice y puedan comer.
-¿Ellos pescan? y como hacen para encarnar y tirar la línea, si son matungos, no tienen manos.
-Yo se las tiro a las cañas y ellos sacan los pescados.
-Mirá vos, y pego otro trago. ¿Y los comen crudos?
-No, los cocinan en una olla, pero ahora no tienen ganas de comer pescados así que comen pasto nomás…
Como me fui empedándo le aflojé la pata al acelerador, pero no tanto por que está oscureciendo y me prenden solo las luces de posición de adelante, y en una de esas aparece algún boludo de esos que andan a los pedos y me la pone.
-¿Y las cincuenta y cuatro son tuyas también?
-No, las vacas no.
-¿Y de quien son?
-Yo que se…, del dueño.
Después hablamos profundamente sobre los Reyes Magos y el ratón Pérez, yo le insisto con mis teorías de que son los padres y el los defiende, y me dice que no, y a veces hasta se calienta y me tira un tortazo.
Este viaje no salió el tema de la cigüeña, menos mal.
Termine la botella y la sacudí por la ventanilla buscando pegarle a un cartel pero le pase como a tres metros. El muchachito seguro se durmió por que no lo escucho. Me prendo un porrito, pitada profunda, mantengo el humo un rato adentro y de paso lo saludo con un bocinazo al Gauchito Gil, bueno, lo saludo con la mano.
La bocina anda cuando quiere.
(2010)
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