Stanley Kubrick durante el rodaje de "El telefono rojo".
lunes, 13 de septiembre de 2010
miércoles, 8 de septiembre de 2010
Un análisis del poder (Por José Pablo Feinmann)
Página /12, Lunes, 30 de agosto de 2010
El discurso que la presidenta CFK ofreció el 24 de agosto fue más allá de lo que han ido todos los discursos de los presidentes argentinos hasta la fecha.
Nadie –ni siquiera el primer Perón o Evita– procedieron a una destotalización de la estructura del poder en la Argentina.
Analíticamente, destotalizó, en primer término, la totalidad y luego la armó otra vez para exhibir su funcionamiento.
¿De qué estaba hablando la Presidenta?
Del poder en las sombras, del poder detrás del trono, del verdadero poder.
¿Cuál es?
Es el poder mediático.
La filosofía occidental de los últimos 45 años se ha equivocado gravemente.
Para salir de Marx y entrar en Heidegger (como crítico exquisito de la modernidad pero desde otro lado al de Marx) se vio obligada a eliminar al sujeto, tal como Heidegger lo había hecho con innegable brillo desde su texto
La época de la imagen del mundo.
También Michel Foucault dio por muerto al hombre. Barthes, al autor.
Al estilo. Deleuze, desde Nietzsche, a la negatividad, o sea: al conflicto en la historia.
Y la academia norteamericana sistematizó todo esto incorporando con fervor a los héroes de la French Theory.
El fracaso es terrible y hasta patético.
En tanto los posmodernos postulan la muerte de la totalidad, el Departamento de Estado postula la globalización.
En tanto proponen la muerte del sujeto, el Imperio monta brillantemente al más poderoso sujeto de la filosofía y de la historia humana: el sujeto comunicacional.
Y ésta –hace años que sostengo esta tesis que en Europa causa inesperado asombro cuando la desarrollo– es la revolución de nuestro tiempo.
El sujeto comunicacional es un sujeto centrado y no descentrado, logocéntrico, fonocéntrico, ajeno a toda posible diseminación, informático, bélico, enmascarador, sometedor de conciencias, sujetador de sujetos, creador de realidades virtuales, creador de versiones interesadas de la realidad, de la agenda que determina lo que se habla en los países, capaz de voltear gobiernos, de encubrir guerras, de crear la realidad, esa realidad que ese sujeto quiere que sea, quiere que todos crean que es, que se sometan a ella, y, sometiéndose, se sometan a él, porque lo que crea el sujeto absoluto comunicacional es la verdad, una verdad en la que todos acabarán creyendo y que no es la verdad, sino la verdad que el poder absoluto comunicacional quiere que todos acepten.
En suma, su verdad.
Imponer su verdad como verdad para todos es el triunfo del sujeto comunicacional.
Para eso debe formar los grupos, los monopolios.
Debe apoderarse del mercado de la información para que sólo su voz sea la que se escuche.
Para que sean sólo sus fieles periodistas los que hablen.
Una vez que esto se logra el triunfo es seguro.
El arma más poderosa de la supraposmodernidad del siglo XXI radica en el mayor posible dominio de los medios de información.
Que ya no informan.
Que transmiten a la población los intereses de las empresas que forman el monopolio.
Intereses en los que todas coinciden.
Asombrosamente ningún filósofo importante ha advertido esta revolución.
Foucault se pasó la vida analizando el poder.
Pero no el comunicacional.
¡Por supuesto!
¿Si había negado al sujeto cómo iba a analizar los esfuerzos del poder por constituirlo de acuerdo a sus intereses?
Nadie vio –además, y se me antoja imperdonable– al nuevo y monstruoso sujeto que se había consolidado.
Superior al sujeto absoluto de Hegel.
Algo atisbó Cornelius Castoriadis.
Pero poco.
Relacionó las campañas electorales con las empresas que las financian.
Pero –insisto–, aquí lo esencial es que el tema del sujeto ha vuelto a primer plano.
Colonicemos al sujeto, hagámosle creer lo que nosotros creemos, y el poder será nuestro.
El poder empieza por la conquista de la subjetividad.
Empieza por la construcción de algo a lo que daré el nombre del sujeto-Otro.
Formulemos –como punto de partida de esta temática esencial– la obligada pregunta: ¿qué es el sujeto-Otro?
Es lo Otro del sujeto.
Escribo Otro con esa enorme O mayúscula para marcar la ajenidad que el Poder consigue instaurar entre el sujeto y lo Otro de sí.
Heidegger transitó bien esta temática.
Lo que yo llamo sujeto-Otro es ese sujeto que –según Heidegger– ha caído bajo el señorío de los otros (Ser y Tiempo, parágrafo 27).
He aquí un señalamiento brillante y preciso: el señorío de los otros.
Heidegger amplía el concepto: quien cae bajo ese señorío (el de los Otros) -no es él mismo, los otros le han arrebatado el ser.
-El Poder, al someter mi subjetividad, elimina mis proyectos, mi futuro más propio, lo que hubiera querido hacer con mi vida.
Mis posibilidades (...) son las del Otro, son las del Poder, las que me vienen de afuera.
Ya no soy yo quien decide, soy decidido (JPF, La historia desbocada, Capital Intelectual, Buenos Aires, 2009, p. 128).
Heidegger, sin embargo, se remite a la esfera ontológica: lo que se pierde es el ser.
No creo que debamos poner el acento ahí: lo que se pierde es la subjetividad, la conciencia, la autonomía de pensar por nosotros mismos, pues pensamos lo que nos hacen pensar, decimos lo que nos hacen decir y nos convertimos en patéticos, bobos, manipulados defensores de causas ajenas.
CFK manejó la temática con precisión y con una audacia que –yo, al menos, y ya tengo mis años viviendo siempre en este país– no le vi a ningún presidente.
Cuando retoma la frase de tapa de Clarín y la da vuelta es donde revela qué es el Poder. Clarín titula: El Gobierno avanza en Papel Prensa para controlar la palabra impresa.
Detrás de esta frase está toda la campaña “erosionante” (por utilizar un concepto del revolucionario popular agrario Buzzi, fiel a sus bases hasta la muerte, hasta matar a la FA sometiéndola a los intereses de la Sociedad Rural, manejada hoy por el Tano Biolcati, descendiente de la chusma ultramarina que Cané desdeñaba, y no por Martínez de Hoz o por el elegante señor Miguens) de la oposición.
Es decir, el Gobierno es autoritario, enfermo de poder y siempre empeñado en silenciar a todos.
CFK le da la razón a Clarín: -Clarín piensa que quien controla Papel Prensa controla la palabra impresa.
Quiero en esto coincidir con Clarín.
Claro, quien controla Papel Prensa controla la palabra impresa.
¿Por qué?
Porque Papel Prensa Sociedad Anónima es la única empresa que produce en el país pasta celulosa para fabricar papel de diario, fabrica el papel de diario, lo distribuye y lo comercializa en lo que se conoce en términos económicos y jurídicos como una empresa monopólica integrada verticalmente.
¿Por qué?
Porque va desde la materia prima hasta el insumo básico, pero no solamente produce ese insumo básico sino que además determina a quién le vende, cuánto le vende y a qué precio le vende.
Por eso coincido con Clarín en que quien controla Papel Prensa controla la palabra impresa en la República Argentina”.
El Poder –en cada país– tiene que formar monopolios para tener unidad de acción.
No se tiene todo el poder si se tiene sólo Papel Prensa, que implica, es verdad, el control de la palabra impresa.
Pero hay que tener otros controles.
Sobre todo –hoy, en el siglo XXI, en esta supraposmodernidad manejada por la imagen– el poder de la imagen.
Y el de la voz radial, siempre penetrante, omnipresente a lo largo de todo el día.
Se trata de la metralla mediática.
No debe cesar.
¿Por qué este Gobierno se complica en esta lucha con gigantes sagrados, intocables?
O lo hace o perece en cualquier momento.
Desde la campaña del señor Blumberg se advirtió que los medios podían armar una manifestación popular en pocas horas.
Toda la gilastrada de Buenos Aires salió con su velita detrás del ingeniero que no era e impulsada por Hadad y la ideología-tacho que –en ese entonces– era una creación de Radio 10.
La ideología-tacho es un invento puramente argentino.
Como el colectivo, el dulce de leche y Maradona.
Uno toma un taxi en cualquier parte del mundo y el taxista no lo agrede con sus opiniones políticas.
Lo deja viajar tranquilo.
Sigamos: la segunda, terrible señal de alarma fue durante las jornadas destituyentes y erosionantes del campo.
Sin el apoyo inmoderado de los medios habría sido un problema menor.
Pero la furia mediática llegó a sus puntos más estridentes.
La oposición no es esa galería patética de ambiciosos, torpes e impresentables políticos que pelean mejor entre ellos que con sus adversarios.
Son los medios.
La derecha no tiene pensadores, tiene periodistas audaces, agresivos.
Y la mentira o la deformación lisa y llana de toda noticia es su metodología.
El análisis de CFK fue excesivamente rico para una sola nota.
Hasta aquí tenemos: Videla convocó a La Nación, Clarín y La Razón y les entregó Papel Prensa.
Al ser el Estado desaparecedor socio de la sociedad que se formó, esos diarios no sólo apoyaron o colaboraron con un régimen abominable, fueron sus socios.
¿Para qué?
CFK lo dice así: -Durante esos años se escuchaba mucho el tema defender nuestro estilo de vida. Nunca pude entender exactamente a qué se referían cuando se hablaba de defender nuestro estilo de vida. Yo no creo que la desaparición, la tortura, la censura, la falta de libertad, la supresión de la división de los poderes puedan haber formado en algún momento parte del estilo de vida de los argentinos.
Sí, en el momento en que se constituye Papel Prensa y Videla les pide a los grandes diarios que –ahora sí: a muerte– defiendan la lucha en que están empeñados, el estilo de vida argentino, para ser defendido, requería los horrores de la ESMA.
Hay un libro de Miguel Angel Cárcano: El estilo de vida argentino.
En sus páginas se traza una imagen idílica, campestre, cotidiana y señorial del general Roca.
Ese es –para Cárcano– un héroe de nuestro estilo de vida.
El de ellos, el de la oligarquía que hizo este país a sangre fuego y a sangre y fuego lo defendió siempre que se sintió atacada.
Los herederos de Cárcano y Roca todavía lo defienden.
Si se les deja el poder de formar la opinión pública como siempre lo hicieron volveremos al país que desean: el del neoliberalismo, el de los gloriosos noventa.
Conservarán el poder.
Al que CFK dibujó así: -Si hay un poder en la República Argentina, es un poder que está por sobre quien ejerce la Primera Magistratura, en este caso la Presidenta, también por sobre el Poder Legislativo y, mal que pese, también por sobre el Poder Judicial (...) es invisible a los ojos.
Es el poder que tan impecablemente definió un otrora misterioso personaje:
-¿Presidente? Ese es un puesto menor.
JPF/
El discurso que la presidenta CFK ofreció el 24 de agosto fue más allá de lo que han ido todos los discursos de los presidentes argentinos hasta la fecha.
Nadie –ni siquiera el primer Perón o Evita– procedieron a una destotalización de la estructura del poder en la Argentina.
Analíticamente, destotalizó, en primer término, la totalidad y luego la armó otra vez para exhibir su funcionamiento.
¿De qué estaba hablando la Presidenta?
Del poder en las sombras, del poder detrás del trono, del verdadero poder.
¿Cuál es?
Es el poder mediático.
La filosofía occidental de los últimos 45 años se ha equivocado gravemente.
Para salir de Marx y entrar en Heidegger (como crítico exquisito de la modernidad pero desde otro lado al de Marx) se vio obligada a eliminar al sujeto, tal como Heidegger lo había hecho con innegable brillo desde su texto
La época de la imagen del mundo.
También Michel Foucault dio por muerto al hombre. Barthes, al autor.
Al estilo. Deleuze, desde Nietzsche, a la negatividad, o sea: al conflicto en la historia.
Y la academia norteamericana sistematizó todo esto incorporando con fervor a los héroes de la French Theory.
El fracaso es terrible y hasta patético.
En tanto los posmodernos postulan la muerte de la totalidad, el Departamento de Estado postula la globalización.
En tanto proponen la muerte del sujeto, el Imperio monta brillantemente al más poderoso sujeto de la filosofía y de la historia humana: el sujeto comunicacional.
Y ésta –hace años que sostengo esta tesis que en Europa causa inesperado asombro cuando la desarrollo– es la revolución de nuestro tiempo.
El sujeto comunicacional es un sujeto centrado y no descentrado, logocéntrico, fonocéntrico, ajeno a toda posible diseminación, informático, bélico, enmascarador, sometedor de conciencias, sujetador de sujetos, creador de realidades virtuales, creador de versiones interesadas de la realidad, de la agenda que determina lo que se habla en los países, capaz de voltear gobiernos, de encubrir guerras, de crear la realidad, esa realidad que ese sujeto quiere que sea, quiere que todos crean que es, que se sometan a ella, y, sometiéndose, se sometan a él, porque lo que crea el sujeto absoluto comunicacional es la verdad, una verdad en la que todos acabarán creyendo y que no es la verdad, sino la verdad que el poder absoluto comunicacional quiere que todos acepten.
En suma, su verdad.
Imponer su verdad como verdad para todos es el triunfo del sujeto comunicacional.
Para eso debe formar los grupos, los monopolios.
Debe apoderarse del mercado de la información para que sólo su voz sea la que se escuche.
Para que sean sólo sus fieles periodistas los que hablen.
Una vez que esto se logra el triunfo es seguro.
El arma más poderosa de la supraposmodernidad del siglo XXI radica en el mayor posible dominio de los medios de información.
Que ya no informan.
Que transmiten a la población los intereses de las empresas que forman el monopolio.
Intereses en los que todas coinciden.
Asombrosamente ningún filósofo importante ha advertido esta revolución.
Foucault se pasó la vida analizando el poder.
Pero no el comunicacional.
¡Por supuesto!
¿Si había negado al sujeto cómo iba a analizar los esfuerzos del poder por constituirlo de acuerdo a sus intereses?
Nadie vio –además, y se me antoja imperdonable– al nuevo y monstruoso sujeto que se había consolidado.
Superior al sujeto absoluto de Hegel.
Algo atisbó Cornelius Castoriadis.
Pero poco.
Relacionó las campañas electorales con las empresas que las financian.
Pero –insisto–, aquí lo esencial es que el tema del sujeto ha vuelto a primer plano.
Colonicemos al sujeto, hagámosle creer lo que nosotros creemos, y el poder será nuestro.
El poder empieza por la conquista de la subjetividad.
Empieza por la construcción de algo a lo que daré el nombre del sujeto-Otro.
Formulemos –como punto de partida de esta temática esencial– la obligada pregunta: ¿qué es el sujeto-Otro?
Es lo Otro del sujeto.
Escribo Otro con esa enorme O mayúscula para marcar la ajenidad que el Poder consigue instaurar entre el sujeto y lo Otro de sí.
Heidegger transitó bien esta temática.
Lo que yo llamo sujeto-Otro es ese sujeto que –según Heidegger– ha caído bajo el señorío de los otros (Ser y Tiempo, parágrafo 27).
He aquí un señalamiento brillante y preciso: el señorío de los otros.
Heidegger amplía el concepto: quien cae bajo ese señorío (el de los Otros) -no es él mismo, los otros le han arrebatado el ser.
-El Poder, al someter mi subjetividad, elimina mis proyectos, mi futuro más propio, lo que hubiera querido hacer con mi vida.
Mis posibilidades (...) son las del Otro, son las del Poder, las que me vienen de afuera.
Ya no soy yo quien decide, soy decidido (JPF, La historia desbocada, Capital Intelectual, Buenos Aires, 2009, p. 128).
Heidegger, sin embargo, se remite a la esfera ontológica: lo que se pierde es el ser.
No creo que debamos poner el acento ahí: lo que se pierde es la subjetividad, la conciencia, la autonomía de pensar por nosotros mismos, pues pensamos lo que nos hacen pensar, decimos lo que nos hacen decir y nos convertimos en patéticos, bobos, manipulados defensores de causas ajenas.
CFK manejó la temática con precisión y con una audacia que –yo, al menos, y ya tengo mis años viviendo siempre en este país– no le vi a ningún presidente.
Cuando retoma la frase de tapa de Clarín y la da vuelta es donde revela qué es el Poder. Clarín titula: El Gobierno avanza en Papel Prensa para controlar la palabra impresa.
Detrás de esta frase está toda la campaña “erosionante” (por utilizar un concepto del revolucionario popular agrario Buzzi, fiel a sus bases hasta la muerte, hasta matar a la FA sometiéndola a los intereses de la Sociedad Rural, manejada hoy por el Tano Biolcati, descendiente de la chusma ultramarina que Cané desdeñaba, y no por Martínez de Hoz o por el elegante señor Miguens) de la oposición.
Es decir, el Gobierno es autoritario, enfermo de poder y siempre empeñado en silenciar a todos.
CFK le da la razón a Clarín: -Clarín piensa que quien controla Papel Prensa controla la palabra impresa.
Quiero en esto coincidir con Clarín.
Claro, quien controla Papel Prensa controla la palabra impresa.
¿Por qué?
Porque Papel Prensa Sociedad Anónima es la única empresa que produce en el país pasta celulosa para fabricar papel de diario, fabrica el papel de diario, lo distribuye y lo comercializa en lo que se conoce en términos económicos y jurídicos como una empresa monopólica integrada verticalmente.
¿Por qué?
Porque va desde la materia prima hasta el insumo básico, pero no solamente produce ese insumo básico sino que además determina a quién le vende, cuánto le vende y a qué precio le vende.
Por eso coincido con Clarín en que quien controla Papel Prensa controla la palabra impresa en la República Argentina”.
El Poder –en cada país– tiene que formar monopolios para tener unidad de acción.
No se tiene todo el poder si se tiene sólo Papel Prensa, que implica, es verdad, el control de la palabra impresa.
Pero hay que tener otros controles.
Sobre todo –hoy, en el siglo XXI, en esta supraposmodernidad manejada por la imagen– el poder de la imagen.
Y el de la voz radial, siempre penetrante, omnipresente a lo largo de todo el día.
Se trata de la metralla mediática.
No debe cesar.
¿Por qué este Gobierno se complica en esta lucha con gigantes sagrados, intocables?
O lo hace o perece en cualquier momento.
Desde la campaña del señor Blumberg se advirtió que los medios podían armar una manifestación popular en pocas horas.
Toda la gilastrada de Buenos Aires salió con su velita detrás del ingeniero que no era e impulsada por Hadad y la ideología-tacho que –en ese entonces– era una creación de Radio 10.
La ideología-tacho es un invento puramente argentino.
Como el colectivo, el dulce de leche y Maradona.
Uno toma un taxi en cualquier parte del mundo y el taxista no lo agrede con sus opiniones políticas.
Lo deja viajar tranquilo.
Sigamos: la segunda, terrible señal de alarma fue durante las jornadas destituyentes y erosionantes del campo.
Sin el apoyo inmoderado de los medios habría sido un problema menor.
Pero la furia mediática llegó a sus puntos más estridentes.
La oposición no es esa galería patética de ambiciosos, torpes e impresentables políticos que pelean mejor entre ellos que con sus adversarios.
Son los medios.
La derecha no tiene pensadores, tiene periodistas audaces, agresivos.
Y la mentira o la deformación lisa y llana de toda noticia es su metodología.
El análisis de CFK fue excesivamente rico para una sola nota.
Hasta aquí tenemos: Videla convocó a La Nación, Clarín y La Razón y les entregó Papel Prensa.
Al ser el Estado desaparecedor socio de la sociedad que se formó, esos diarios no sólo apoyaron o colaboraron con un régimen abominable, fueron sus socios.
¿Para qué?
CFK lo dice así: -Durante esos años se escuchaba mucho el tema defender nuestro estilo de vida. Nunca pude entender exactamente a qué se referían cuando se hablaba de defender nuestro estilo de vida. Yo no creo que la desaparición, la tortura, la censura, la falta de libertad, la supresión de la división de los poderes puedan haber formado en algún momento parte del estilo de vida de los argentinos.
Sí, en el momento en que se constituye Papel Prensa y Videla les pide a los grandes diarios que –ahora sí: a muerte– defiendan la lucha en que están empeñados, el estilo de vida argentino, para ser defendido, requería los horrores de la ESMA.
Hay un libro de Miguel Angel Cárcano: El estilo de vida argentino.
En sus páginas se traza una imagen idílica, campestre, cotidiana y señorial del general Roca.
Ese es –para Cárcano– un héroe de nuestro estilo de vida.
El de ellos, el de la oligarquía que hizo este país a sangre fuego y a sangre y fuego lo defendió siempre que se sintió atacada.
Los herederos de Cárcano y Roca todavía lo defienden.
Si se les deja el poder de formar la opinión pública como siempre lo hicieron volveremos al país que desean: el del neoliberalismo, el de los gloriosos noventa.
Conservarán el poder.
Al que CFK dibujó así: -Si hay un poder en la República Argentina, es un poder que está por sobre quien ejerce la Primera Magistratura, en este caso la Presidenta, también por sobre el Poder Legislativo y, mal que pese, también por sobre el Poder Judicial (...) es invisible a los ojos.
Es el poder que tan impecablemente definió un otrora misterioso personaje:
-¿Presidente? Ese es un puesto menor.
JPF/
sábado, 4 de septiembre de 2010
El programa de gobierno presentado por el Cardenal Bergoglio
Enviado por Gisela Carpineta el Domingo 29 de Agosto de 2010.
Por Alfredo Eric Calcagno, doctor en Ciencias Políticas
politica@miradasalsur.com
El documento contó con la autoría, entre otros, de Roberto Dromi y Roque Fernández.
Bergoglio, mariscal de los cielos
La posición del Episcopado frente a temas como el divorcio y el proyecto aprobado en Diputados para instaurar el matrimonio entre personas de un mismo sexo es conocida y sus reacciones, previsibles. Tampoco debería sorprender la postura belicosa del arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, quien no dudó en definir como “una guerra de Dios” la cruzada que lo ocupa por estos días, tras su impreciso y frustrado proyecto de darle coherencia a un frente político que sirva de oposición al gobierno nacional.
A poco más de un año de las elecciones de 2011, ya comienzan a aparecer los programas político-económicos de las distintas fuerzas políticas. A veces son los partidos políticos los que opinan de modo directo; otras, son instituciones como la Iglesia y los medios de comunicación las que plantean sus reivindicaciones con acompañamientos políticos.Dentro de esa corriente, es reveladora la presentación que, más de dos meses atrás, realizó el Cardenal Jorge Bergoglio del documento Consenso para el Desarrollo, elaborado por la Universidad del Salvador (Usal) a través de su Escuela de Posgrado Ciudad Argentina. El director del estudio fue el Dr. Roberto Dromi, ex ministro de Carlos Menem, que trabajó con un equipo integrado por Armando Caro Figueroa (ex ministro de Trabajo y Seguridad Social, 1993-1997), Andrés Delich (ex ministro de Educación, 2001), Roque Fernández (ex ministro de Economía, 1996-1999), Horacio Jaunarena (ex ministro de Defensa 1986-1989 y 2001-2003), Jorge Vanossi (ex ministro de Justicia, 2002) y Fernando Lucero Schmidt (director de investigación y desarrollo de la Usal). A la presentación asistió un conjunto de personalidades que encarnan al arco opositor, que ya tenía una muestra de lujo en los autores del documento. ( Véanse los diarios del 20 de junio de 2010).
Constitucionalismo creativo. El documento propone políticas de Estado que se concretan en un Contrato Social de Garantía y Pertenencia, que “recepta la homologación del consenso como expresión de la voluntad general y del querer común de pueblo y gobierno, de sociedad y Estado ( apart. 8). Se establece que “el presente Contrato Social de Garantía y Permanencia será ratificado por ley del Congreso de la Nación y tendrá categoría de ley suprema de orden público conforme al Artículo 31 de la Constitución Nacional. El plazo de duración es ilimitado y sólo podrá ser modificado, denunciado o privado de su eficacia legal, una vez que transcurran 10 años computados desde la fecha de entrada en vigencia. Las provincias adhieren automáticamente y de pleno derecho al presente Contrato Social de Garantía y Pertenencia con la sola firma del mismo por el Gobernador de la Provincia en su calidad de agente natural del Gobierno Federal” ( apart. 24). “La presente ley-contrato sólo podrá ser sometida a revisión por la Corte Suprema de Justicia de la Nación” ( apart. 25).Este texto es un ejemplo de constitucionalismo creativo. En primer lugar crea una categoría especial de leyes que son las “supremas de orden público conforme al Artículo 31 de la Constitución Nacional” (que no establece categorías de leyes). Pero ya la creatividad se convierte en delirio cuando se establece que sólo se la puede modificar después de 10 años de su vigencia, que las provincias adhieren por la sola firma del gobernador y que sólo podrá ser sometida a revisión por la Corte Suprema de Justicia de la Nación. La “frutilla de la torta”: las “partes celebrantes” asignan al Poder Ejecutivo la aplicación de este Contrato ( apart. 26). Pues bien: ¿Quiénes son las “partes celebrantes”? Respuesta: es la voluntad general; y el Contrato está abierto a todos los actores ( apart. 12). No se indica cómo se expresarán. Por eso sería útil un esfuerzo más, que los lleve a inventar un Congreso con atribuciones restringidas, puesto que el Contrato Social sería inamovible por 10 años y sólo podría ser revisado por la Corte Suprema.¿Por qué una Universidad prestigiosa incurre en estos desatinos jurídicos? Una explicación es el propósito de aplicar un programa de gobierno cuya ejecución requiere una reforma constitucional. Como el arco opositor no tiene las mayorías exigidas por la Constitución, se pretende entonces sancionarlo por una super ley que no existe en nuestro ordenamiento jurídico.Los puntos básicos. El Contrato Social de Garantía y Pertenencia establece dos categorías de temas básicos, cuyo cumplimiento permitiría instalar la “nueva República Consolidada del siglo XXI”. Algunas materias son lo suficientemente generales como para impedir rechazos; en cambio, en los temas controvertidos, el Consenso opta por favorecer a los intereses del establishment económico, los medios de comunicación y la Iglesia. Veamos.
Educación. El primer tema que trata es la educación: “El Estado garantiza el acceso universal y gratuito al saber en todos sus niveles para todos los habitantes de la Nación sin exclusión. Para el cumplimiento de este principio, las organizaciones estatales pertinentes deberán instituir sistemas de becas, subsidios, mecenazgos, compensaciones tributarias y toda otra instrumentación conducente a promover la formación física, moral e intelectual de todos los habitantes de la Nación” ( apart. 27). En otras palabras, deben aumentarse sustancialmente las subvenciones estatales al sector educativo privado.Pero esa orientación va más lejos. No sólo se benefician las escuelas privadas, en especial las religiosas. Además se dispone que “los medios de comunicación son agentes activos de la educación” ( apart. 28). Agrega el Consenso: “La educación impartida por los medios de comunicación y las organizaciones sociales deberá ser de ejecución pública no estatal” ( apart. 31).El esquema es claro: el eje de la acción educativa pasa a la Iglesia y a los medios de comunicación privados (adivinen cuáles). Se viola así la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, que establece que deben otorgarse licencias al Estado nacional, a las provincias, a las municipalidades y a las universidades nacionales; ¿se suprimirá al canal Encuentro? Pero no termina allí: el sector privado debe ser financiado por el Estado: “Los licenciatarios de los medios de comunicación audiovisual y las autoridades de las escuelas sociales serán compensados por el Estado nacional por los servicios educativos que presten”; para que no haya equívocos agrega: “El sistema de compensaciones por los nuevos servicios educativos deberá estar a cargo de la Nación” ( apart. 35).
Seguridad. El Consenso establece que “el eje vertebrador de todas las políticas de Estado es, a nuestro entender, la seguridad en su más amplia acepción”. Para afirmarla, la principal medida que propone es el dictado de un “curso teórico práctico anual y obligatorio sobre Educación para la Civilidad y la Convivencia Social para todos los adolescentes” ( apart. 45). Se llega a esta conclusión sin un diagnóstico adecuado; además, parece extraño que el acto de gobierno primordial, para instrumentar el “eje vertebrador”, sea un curso para adolescentes.
Política exterior. En materia de política exterior propone “formar alianzas estratégicas en el espacio económico regional en conjunto con Brasil y Chile, relanzando la alianza del ABC para construir un puente bioceánico Atlántico-Pacífico” ( apart. 52). No hay ninguna referencia a Unasur.Economía. Se adoptan las pautas del establishment económico: “eliminar el llamado impuesto al cheque y las retenciones a las exportaciones” ( apart. 65); “establecer un sistema de equidad tributaria y tarifaria compatible con la ganancia empresaria” ( apart. 54); es decir, se privilegia a la ganancia empresaria. Las empresas públicas deben evitar “la producción de bienes y la prestación de servicios que puedan hacerse en forma óptima por el sector privado” ( apart. 66); así, la eficiencia del sector privado parece un artículo de fe. Además, debe afianzarse la autarquía del Banco Central, cuya “función primordial es asegurar un valor estable para la moneda nacional” ( apart. 67); se olvida que en muchos países (incluso en Estados Unidos) también es fundamental el sostenimiento de la actividad económica y del empleo.En cuanto a la producción se propone una gama impresionante de incentivos y subvenciones al sector privado, que hasta incluye “garantía de la inversión de riesgo” (no se aclara cuál es el riesgo de esa inversión si se la garantiza) ( apart. 70 a 72).
Comunicación. En materia de comunicaciones, el Consenso determina que “las innovaciones tecnológicas sobrevinientes a las licencias son de propiedad pública del Estado nacional, que acordará su gestión privada o mixta” ( apart. 94). Es decir, que las nuevas tecnologías sólo podrán ser utilizadas por empresas privadas o mixtas. Nada mejor para consolidar el monopolio de los medios audiovisuales.
Síntesis. Este documento redactado por la Usal con la colaboración de destacados ex ministros es de gran utilidad porque devela la naturaleza y la ideología de una fuerza política integrada por la Iglesia y los medios de comunicación dominantes, con el acompañamiento de notables miembros del arco político opositor. Es un hecho político fundamental que revelen quiénes son y qué piensan hacer si fueran gobierno.
Por Alfredo Eric Calcagno, doctor en Ciencias Políticas
politica@miradasalsur.com
El documento contó con la autoría, entre otros, de Roberto Dromi y Roque Fernández.
Bergoglio, mariscal de los cielos
La posición del Episcopado frente a temas como el divorcio y el proyecto aprobado en Diputados para instaurar el matrimonio entre personas de un mismo sexo es conocida y sus reacciones, previsibles. Tampoco debería sorprender la postura belicosa del arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, quien no dudó en definir como “una guerra de Dios” la cruzada que lo ocupa por estos días, tras su impreciso y frustrado proyecto de darle coherencia a un frente político que sirva de oposición al gobierno nacional.
A poco más de un año de las elecciones de 2011, ya comienzan a aparecer los programas político-económicos de las distintas fuerzas políticas. A veces son los partidos políticos los que opinan de modo directo; otras, son instituciones como la Iglesia y los medios de comunicación las que plantean sus reivindicaciones con acompañamientos políticos.Dentro de esa corriente, es reveladora la presentación que, más de dos meses atrás, realizó el Cardenal Jorge Bergoglio del documento Consenso para el Desarrollo, elaborado por la Universidad del Salvador (Usal) a través de su Escuela de Posgrado Ciudad Argentina. El director del estudio fue el Dr. Roberto Dromi, ex ministro de Carlos Menem, que trabajó con un equipo integrado por Armando Caro Figueroa (ex ministro de Trabajo y Seguridad Social, 1993-1997), Andrés Delich (ex ministro de Educación, 2001), Roque Fernández (ex ministro de Economía, 1996-1999), Horacio Jaunarena (ex ministro de Defensa 1986-1989 y 2001-2003), Jorge Vanossi (ex ministro de Justicia, 2002) y Fernando Lucero Schmidt (director de investigación y desarrollo de la Usal). A la presentación asistió un conjunto de personalidades que encarnan al arco opositor, que ya tenía una muestra de lujo en los autores del documento. ( Véanse los diarios del 20 de junio de 2010).
Constitucionalismo creativo. El documento propone políticas de Estado que se concretan en un Contrato Social de Garantía y Pertenencia, que “recepta la homologación del consenso como expresión de la voluntad general y del querer común de pueblo y gobierno, de sociedad y Estado ( apart. 8). Se establece que “el presente Contrato Social de Garantía y Permanencia será ratificado por ley del Congreso de la Nación y tendrá categoría de ley suprema de orden público conforme al Artículo 31 de la Constitución Nacional. El plazo de duración es ilimitado y sólo podrá ser modificado, denunciado o privado de su eficacia legal, una vez que transcurran 10 años computados desde la fecha de entrada en vigencia. Las provincias adhieren automáticamente y de pleno derecho al presente Contrato Social de Garantía y Pertenencia con la sola firma del mismo por el Gobernador de la Provincia en su calidad de agente natural del Gobierno Federal” ( apart. 24). “La presente ley-contrato sólo podrá ser sometida a revisión por la Corte Suprema de Justicia de la Nación” ( apart. 25).Este texto es un ejemplo de constitucionalismo creativo. En primer lugar crea una categoría especial de leyes que son las “supremas de orden público conforme al Artículo 31 de la Constitución Nacional” (que no establece categorías de leyes). Pero ya la creatividad se convierte en delirio cuando se establece que sólo se la puede modificar después de 10 años de su vigencia, que las provincias adhieren por la sola firma del gobernador y que sólo podrá ser sometida a revisión por la Corte Suprema de Justicia de la Nación. La “frutilla de la torta”: las “partes celebrantes” asignan al Poder Ejecutivo la aplicación de este Contrato ( apart. 26). Pues bien: ¿Quiénes son las “partes celebrantes”? Respuesta: es la voluntad general; y el Contrato está abierto a todos los actores ( apart. 12). No se indica cómo se expresarán. Por eso sería útil un esfuerzo más, que los lleve a inventar un Congreso con atribuciones restringidas, puesto que el Contrato Social sería inamovible por 10 años y sólo podría ser revisado por la Corte Suprema.¿Por qué una Universidad prestigiosa incurre en estos desatinos jurídicos? Una explicación es el propósito de aplicar un programa de gobierno cuya ejecución requiere una reforma constitucional. Como el arco opositor no tiene las mayorías exigidas por la Constitución, se pretende entonces sancionarlo por una super ley que no existe en nuestro ordenamiento jurídico.Los puntos básicos. El Contrato Social de Garantía y Pertenencia establece dos categorías de temas básicos, cuyo cumplimiento permitiría instalar la “nueva República Consolidada del siglo XXI”. Algunas materias son lo suficientemente generales como para impedir rechazos; en cambio, en los temas controvertidos, el Consenso opta por favorecer a los intereses del establishment económico, los medios de comunicación y la Iglesia. Veamos.
Educación. El primer tema que trata es la educación: “El Estado garantiza el acceso universal y gratuito al saber en todos sus niveles para todos los habitantes de la Nación sin exclusión. Para el cumplimiento de este principio, las organizaciones estatales pertinentes deberán instituir sistemas de becas, subsidios, mecenazgos, compensaciones tributarias y toda otra instrumentación conducente a promover la formación física, moral e intelectual de todos los habitantes de la Nación” ( apart. 27). En otras palabras, deben aumentarse sustancialmente las subvenciones estatales al sector educativo privado.Pero esa orientación va más lejos. No sólo se benefician las escuelas privadas, en especial las religiosas. Además se dispone que “los medios de comunicación son agentes activos de la educación” ( apart. 28). Agrega el Consenso: “La educación impartida por los medios de comunicación y las organizaciones sociales deberá ser de ejecución pública no estatal” ( apart. 31).El esquema es claro: el eje de la acción educativa pasa a la Iglesia y a los medios de comunicación privados (adivinen cuáles). Se viola así la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, que establece que deben otorgarse licencias al Estado nacional, a las provincias, a las municipalidades y a las universidades nacionales; ¿se suprimirá al canal Encuentro? Pero no termina allí: el sector privado debe ser financiado por el Estado: “Los licenciatarios de los medios de comunicación audiovisual y las autoridades de las escuelas sociales serán compensados por el Estado nacional por los servicios educativos que presten”; para que no haya equívocos agrega: “El sistema de compensaciones por los nuevos servicios educativos deberá estar a cargo de la Nación” ( apart. 35).
Seguridad. El Consenso establece que “el eje vertebrador de todas las políticas de Estado es, a nuestro entender, la seguridad en su más amplia acepción”. Para afirmarla, la principal medida que propone es el dictado de un “curso teórico práctico anual y obligatorio sobre Educación para la Civilidad y la Convivencia Social para todos los adolescentes” ( apart. 45). Se llega a esta conclusión sin un diagnóstico adecuado; además, parece extraño que el acto de gobierno primordial, para instrumentar el “eje vertebrador”, sea un curso para adolescentes.
Política exterior. En materia de política exterior propone “formar alianzas estratégicas en el espacio económico regional en conjunto con Brasil y Chile, relanzando la alianza del ABC para construir un puente bioceánico Atlántico-Pacífico” ( apart. 52). No hay ninguna referencia a Unasur.Economía. Se adoptan las pautas del establishment económico: “eliminar el llamado impuesto al cheque y las retenciones a las exportaciones” ( apart. 65); “establecer un sistema de equidad tributaria y tarifaria compatible con la ganancia empresaria” ( apart. 54); es decir, se privilegia a la ganancia empresaria. Las empresas públicas deben evitar “la producción de bienes y la prestación de servicios que puedan hacerse en forma óptima por el sector privado” ( apart. 66); así, la eficiencia del sector privado parece un artículo de fe. Además, debe afianzarse la autarquía del Banco Central, cuya “función primordial es asegurar un valor estable para la moneda nacional” ( apart. 67); se olvida que en muchos países (incluso en Estados Unidos) también es fundamental el sostenimiento de la actividad económica y del empleo.En cuanto a la producción se propone una gama impresionante de incentivos y subvenciones al sector privado, que hasta incluye “garantía de la inversión de riesgo” (no se aclara cuál es el riesgo de esa inversión si se la garantiza) ( apart. 70 a 72).
Comunicación. En materia de comunicaciones, el Consenso determina que “las innovaciones tecnológicas sobrevinientes a las licencias son de propiedad pública del Estado nacional, que acordará su gestión privada o mixta” ( apart. 94). Es decir, que las nuevas tecnologías sólo podrán ser utilizadas por empresas privadas o mixtas. Nada mejor para consolidar el monopolio de los medios audiovisuales.
Síntesis. Este documento redactado por la Usal con la colaboración de destacados ex ministros es de gran utilidad porque devela la naturaleza y la ideología de una fuerza política integrada por la Iglesia y los medios de comunicación dominantes, con el acompañamiento de notables miembros del arco político opositor. Es un hecho político fundamental que revelen quiénes son y qué piensan hacer si fueran gobierno.
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