domingo, 11 de marzo de 2012

Crítica y reclamo en el gobierno: a quien le quepa el sayo que se lo ponga

Finalmente la crítica y el reclamo surgieron desde las entrañas mismas del gobierno y en boca de uno de sus principales protagonistas, a pesar de estar fuera del staff oficial.
Miguel Pichetto fue preciso y contundente al poner en el escenario gubernamental lo que se dice en diversos círculos públicos y privados y entre militantes y dirigentes del FpV.

El principal referente del Partido Justicialista de Río Negro enfatizó que hay que salir del diagnóstico y gobernar, ofreció su apoyo al gobernador Alberto Weretilneck y pidió a los funcionarios soristas humildad, trabajo y dejar las prisiones internas de lado. Faltó calificarlos de “imberbes”.
A quien le quepa el sayo que se lo ponga.
Por otro lado dejó en claro su opinión contraria al juicio político a Víctor Sodero Nievas, titular del Superior Tribunal de Justicia, instrumentado por Fabián Gatti y fogoneado por Martín Soria, Ana Piccinini y Carlos Peralta, entre otros.
Sin perder tiempo el legislador gremialista de Viedma, Roberto Vargas, hizo suyas las manifestaciones del titular del PJ y dejó en claro su posición en la interna frente al otro legislador por la capital provincial enrolado en las huestes del ex gobernador Carlos Soria.
Alberto Weretilneck observó callado y tomó nota, consciente de que cuando en el interior del peronismo el magma entra en ebullición hay que estar lejos del alcance de la lava.
Volvió a referirse al “clima viedmense” y aclaró a los acreedores que las deudas no son suyas. Una respuesta sin sustento ya que cada cambio de gobierno incluye inventario total. Las deudas del Estado se honran y nadie podría haber imaginado a Néstor Kirchner refugiándose en la crisis del 2001 para no pagar, es más, canceló compromisos con el FMI.
Pichetto no hizo esperar el gesto de autoridad y conducción. Sabe que en este tembladeral la reserva está dentro del partido justicialista y sus estructuras. Dejó en claro que hubo una gestión que terminó el 1 de enero, que una cosa es el discurso de campaña y otra administrar el Estado y fundamentalmente que la referencia permanente del gobierno debe ser el PJ.
El sorismo guardó silencio lejos de las frecuentes expresiones reverenciales al extinto ex gobernador.
Es un secreto a voces la disconformidad hacia algunas áreas como la Secretaria General, Legal y Técnica, Horizonte, Tribunal de Cuentas, Fiscalía de Estado, Hacienda, Obras Públicas, Altec y otras, que funcionan como oráculos sagrados con prácticas autoritarias, agresivas y desprecio hacia Viedma y la administración pública. Son los “médium” roquenses.

A Pichetto esto no le gusta, no es su estilo y fue precisamente su diferencia con Soria y entonces pidió mirar al futuro y gobernar para todos. Con velocidad, Vargas tomó el testimonio, se enojó con los talibanes y defendió el rol de capital de Viedma, certificó la defunción de la ley de Disponibilidad y reclamó pagar las deudas a proveedores, empresas y medios.
Fue una semana con declaraciones tan trascendentes como los silencios.

Weretilneck conoce la interna y lo disimula. Se refiere a Carlos Soria, cuando es preciso, y por otro lado agradece que el peronismo no lo moleste. Reconoce la porción que le corresponde en una sociedad donde el capital accionario mayoritario no está en su partido.
Ha pendulado entre el sorismo y el pichettismo y de esta manera transitó su inesperada corta gestión, pero no podrá seguir de esta manera por mucho tiempo.
Posiblemente el gobernador piense que para no tambalear tendrá que generar su propio espacio, cuidando su relación con el PJ y sin hacerlo enojar. Un desafío que no será fácil, porque el peronismo es implacable cuando presta el poder y no se usa.
En pocos minutos se viaja del cielo al infierno.

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